Cangas del Narcea proyecta una nueva vida para el edificio de “El Molín”

El Ayuntamiento cangués llega a un acuerdo con los dueños para comprar el emblemático inmueble por 90.000 euros y proyecta crear una zona de bar, vestuarios, área de coworking y una sala polivalente

Emilio Llano, José Luis Fontaniella, Javier Llano y la edil Tania Rodríguez, ante el edificio de "El Molín".

Emilio Llano, José Luis Fontaniella, Javier Llano y la edil Tania Rodríguez, ante el edificio de "El Molín". / D. Álvarez

El Ayuntamiento de Cangas del Narcea planea una nueva vida para el emblemático edificio de “El Molín”, situado en el casco histórico de Cangas del Narcea, en el Prao del Molín. La administración local ha llegado a un acuerdo con la propiedad para adquirir la construcción, actualmente en un estado de ruina, y proyecta su rehabilitación a través de las ayudas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que prevén fondos para restaurar edificios cuyo uso sea la innovación digital, promoción del emprendimiento y desarrollo económico.

El consistorio se hará con el antiguo molino harinero por 90.000 euros y, en la actualidad, está trabajando con los dueños en la documentación para llevar a cabo la transacción. Paralelamente, se ha presentado el proyecto de rehabilitación del edificio, valorado en 895.188 euros, a las ayudas europeas dirigidas a proyectos de infraestructuras ambientales, sociales y digitales de municipios de zonas afectadas por la transición energética para conseguir la financiación que permita abordar la obra. La respuesta de la concesión de la subvención se espera para dentro de unos cuatro meses.

“No queríamos rehabilitar solo un patrimonio que es de todos los cangueses, sino que buscamos una rehabilitación del casco antiguo de la villa, que además pueda servir para generar empleo y permita el desarrollo de actividades deportivas y culturales”, explicó el alcalde cangués, José Luis Fontaniella, durante la presentación este martes de la propuesta, acompañado por los arquitectos Emilio Llano y Javier Llano, encargados de la redacción del proyecto técnico.

Presentación del proyecto al equipo de gobierno en el salón de plenos.

Presentación del proyecto al equipo de gobierno en el salón de plenos. / D. Álvarez

El edificio, que cuenta con superficie de 513 metros cuadrados, albergará en la planta baja un bar al que se accederá por la calle Puentes, y que contará con una terraza. En ese mismo nivel se habilitará una zona de duchas y vestuarios que cumplirán una doble función: complementar los servicios de la presa del Prao del Molín, convertida desde hace unos años en la zona de baños de la villa durante el verano, y, por otro lado, dar servicio a actividades deportivas o lúdicas que se desarrollen en el municipio. Además, en el espacio exterior vinculado a esta planta se instalarán puntos de recarga para bicicletas eléctricas. En el primer piso, el planteamiento es crear un área coworking con capacidad para ocho puestos de trabajo, que se complementará con una sala polivalente con aforo para 27 personas y un área de fotocopiadoras e impresoras.

"Estamos ante un proyecto muy ambicioso. Se ofrecen servicios esenciales para la zona de baños y otras actividades, como las carreras de montaña, al mismo tiempo que se genera una nueva actividad económica con la creación de un bar. Además, el área de emprendimiento permite poner más recursos a disposición de aquellos emprendedores que busquen una zona atractiva para desarrollar nuevas iniciativas con las que podríamos fijar población", destacó el regidor cangués.

Tania Rodríguez, José Luis Fontaniella, Emilio Llano y Javier Llano, con el edificio a reformar al fondo.

Tania Rodríguez, José Luis Fontaniella, Emilio Llano y Javier Llano, con el edificio a reformar al fondo. / D. Álvarez

El arquitecto Emilio Llano insistió en que el proyecto diseñado respetará la arquitectura tradicional de la construcción. “Es un edificio que tiene un valor patrimonial y el enfoque que tenemos es el de dejar el recuerdo histórico de su uso y función como molino, de este modo se conservarán los elementos de valor como son los arcos de salida del agua, así como las compuertas de control de entrada del agua desde la presa conservando los mecanismos o tornos metálicos, con el objetivo de que la identidad arquitectónica del edificio no se desdibuje”, detalló.

El inmueble, que se encuentra un estado de deterioro avanzado desde hace unos 20 años con la cubierta hundida y la vegetación ganando protagonismo, se sitúa en una zona muy turística de la villa canguesa al formar parte de su casco histórico y del transitado Prao del Molín por ser zona de baños en la época estival y también el epicentro del disparo de la Descarga cada 16 de julio. “No se puede tener este edificio en esta situación en el centro de Cangas porque da una imagen de deterioro de la villa”, añadía el arquitecto.

Vista del edificio y el Prao del Molín.

Vista del edificio y el Prao del Molín. / D. Álvarez

El regidor asegura que en el hipotético caso de que se deniegue la ayuda europea, el compromiso de su equipo de gobierno “es firme” y buscarán financiación en otras líneas o “acabará ejecutándose por parte del Ayuntamiento, porque para nosotros es un edificio importante dentro del diseño que estamos desarrollando en torno al casco histórico de Cangas, que haremos que funcione como el corazón de un cuerpo, bombeando sangre para el resto de la villa y del concejo”.

Según la historia que recoge la asociación “Tous pa tous. Sociedad canguesa de amantes del país”, la presencia de un molino en la villa canguesa se remonta al siglo XVIII, apareciendo descrito en el catastro del marqués de la Ensenada y considerado uno de los más grandes que hubo en Asturias. No obstante, el edificio del molino que ha llegado hasta la actualidad es el construido en 1884 por Anselmo González del Valle, convertido en una moderna fábrica de harina. Años más tarde, en manos de otro propietario, la edificación se amplió para acoger una central hidroeléctrica. La última reforma del edificio data de 1965.