Se ha puesto de moda salir a correr o hacer running, y hay algunos, como yo, que también lo hemos intentando, sólo intentarlo. Soy de las que piensan que sólo hay que correr cuando te persiguen y con los años añado que sólo si me persiguen con arma blanca. Eso sí, claro que me he comprado todo el atuendo: pantalón, una sudadera chula, unas zapatillas que parecen supersónicas por el color pero luego todo es mentira, y hasta unos cascos superchulos... Pero que me diga a mí alguien dónde venden la moral. Salgo dos días y paro. Ni le veo el encanto ni me acaba de enganchar la cosa. Sudar en balde, ponerte roja, verte agonizar en una acera y tener esa sensación de hacer el ridículo en cada estiramiento. Miro a Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones, y pienso que su afición a la carrera es sólo para la foto y que en realidad hace poco más que yo. Yo, si hay que correr para una foto, también lo hago. Y si hay que ser presidente en funciones, pues también. Si es que vamos a la carrera, Mariano.
