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El tejo

Nos llama mucho la atención la historia misteriosa de esa chica letona de veinte años que acabó muerta en una aldea perdida de Quirós por comer hojas de tejo. Me sorprende que estos días mucha gente me haya confesado que no tenía ni idea de que el árbol era venenoso. Yo sí. Lo oí en mi casa miles de veces. Ahora que cada día está más de moda ser un neorrural y hasta dejar a los niños comer flores con el modelo éste de la crianza natural, digo yo que habrá que hacer hincapié en que el tejo no se come. Uno, porque es venenoso; y dos, porque está protegido. También hay otra moda por ahí que es la de abrazar árboles. Igual nos estamos volviendo medio gilipollas. Puede ser. Comer hay que comer, eso está claro, pero a ver si nos centramos, que como dijo el del 112 a los chavales de El Angliru: " Ya somos mayorinos".

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