Oviedo, Ángel FERNÁNDEZ ORTEGA

El real sitio de Covadonga (257 metros) se ubica en los aledaños meridionales del monte Auseva, que es uno de los cordales umbrales del Macizo Occidental de Picos de Europa. Se alcanza por medio de la carretera AS262 Soto de Cangas-Covadonga.

Desde este histórico lugar comienza esta ruta montañera de máximo atractivo, ya que se conjuga la belleza del núcleo montañoso Auseva con los orígenes históricos de la región asturiana en su sentido más amplio.

Desde el aparcamiento de Covadonga hemos de caminar unos 50 metros por la antigua carretera de los Lagos hasta toparnos con el cementerio y más allá con el arranque de un sendero que arremete violentamente a nuestra derecha. Los duros recuestos recuperan el sostenido desnivel con gran rapidez. Avanzamos rumbo al Sudoeste bajo la sombra de un frondoso bosque por donde el sendero culebrea sin respiro hacia la vega de Orandi.

Los últimos remontes surcan por la antigua majada de la Tiese, donde se observan restos de cuadras. También existe un pequeño depósito de aguas, parte integrante de la red que surte a Covadonga. La dura remontada confluye en el Colladín de Orandi(550 metros), coronándolo en 45 minutos de marcha.

Una vez allíhemos de descender un breve trecho para introducirnos de inmediato en la hermosísima vega de Orandi. Esta vega, que en la antigÜedad estuvo cubierta por un lago, es actualmente una herbosa plataforma del monte Auseva que, a modo de isla vegetal, la envuelve con un tupido bosque de hayas y la surcan las cristalinas aguas del río Mestas. Numerosos meandros se originan por toda su planicie hasta estrellarse en el bloque calizo que tapona la vega por el frente norteño. Una gran sima abre allísus fauces y el río, engullido por sus paredes, origina el desplome posterior que a modo de cascada vierte en el famoso Pozón de Covadonga.

Dos senderos prosiguen paralelos al río, uno por cada margen. Dependiendo del caudal de aguas puede cruzarse por un tronco atravesado o por piedras, de tal manera que necesariamente hemos de dirigirnos hacia el flanco oriental del valle, ascendiendo por un sendero que rotura la Vallina de la Iglesia. La senda orillea por una fuente y depósito de aguas para encumbrarse seguidamente en la amplia collada del Tozu, cercada de un tupido bosque de hayas. Agotamos toda la subida de la Vallina para girar a continuación a la derecha por una senda que afronta un laberinto de peñas de incómoda progresión que culminan en la panorámica cima del pico Sienra, de 786 metros de altitud. Hasta aquí hemos caminado unos 4 kilómetros, habiendo invertido una hora y media de ascensión, pero podemos decir que ha merecido la pena.

Ni quédecir tiene que este pico, a pesar de su modesta altitud, nos muestra panorámicas circulares que cubren un amplio abanico de montañas tanto de los Picos de Europa como los cordales interiores de la región. La ruta hemos de alargarla por el resto del cordal, que a manera de travesía nos proporciona nuevas atalayas sobre paisajes de ensueño. Desde el pico Sienra descenderemos al collado Tozu con praderías y alguna cabaña en franco abandono donde reaparece el sendero flanqueado por un cierre de espinos.

Superamos los recuestos por medio de un tobogán para reaparecer en la majada de Españadal, con unas cabañas en ruinas. Aquí giramos al Este a salir a la collada Cibeo, previo discurrir por la vera de un abrevadero. La cumbre del Cibeo se consigue tras arrimarse a los declives occidentales del pico, por donde ganamos los resaltes finales. La ruta continúa en descenso hacia la Vega Pedrayo, que rebasaremos para hundirnos en el cauce del río Mestas. Cruzaremos el río hacia la margen derecha y por ahí desembocamos en Escobio con el camino de ida.