Oviedo, ÁNGEL FERNÁNDEZ ORTEGA

La sierra de Panondres, que delimita los concejos de Villayón, Valdés y Navia, se encadena desde el alto de Segregal por los picos Cur de la Vieya y Can de 843 metros. Esta pequeña serranía, tan modesta en altitud y tan quebrada en su orografía, sobresale en el horizonte sur de la región cuando se contempla desde la rasa costera occidental asturiana entre las localidades de Otur a Coaña. Los habitantes de estas tierras también la denominan Vaqueiriza por ser territorio de vaqueiros de alzada. Ni qué decir tiene que por sus laderas discurre el camino de los vaqueiros y arrieros que desde Navia se dirigían a tierras de Castilla por el alto del Segregal y el puerto de Leitariegos.

El alto de Segregal (700 metros), situado en plena cumbrera de este cordal, es el punto de partida de esta cómoda ruta que nos eleva hasta lo más alto del municipio de Navia. Can, también conocido como Picu Panondres, constituye el «techo» de esta comarca del occidente asturiano.

La visita a esta cumbre tiene un prólogo muy interesante que consiste en conocer las cascadas de Oneta (400 metros), pueblo situado muy cerca de estos dos enclaves naturales.

Oneta es un pueblo de Villayón ubicado al lado de la carretera AS-36 Luarca-Villayón, distante 5 kilómetros de su capital municipal. Sobresale en el mismo su arquitectura tradicional. También se contemplan en Oneta unos interesantes ejemplos de arquitectura civil señorial, como la casona de Cotarón, con blasón y armas del mismo linaje, y las de Pisón y Pumariego, con escudo y armas de la familia García Larrestra.

En medio del núcleo hemos de dirigirnos hacia Poniente por un amplio camino carretero que se adentra en medio de una ería. El camino se acerca al cauce del arroyo Acebal que va arropado de frondosa vegetación, iniciando seguidamente un descenso que culmina en la base de la espectacular cascada que origina el arroyo. Denominada La Firbia, esta joya natural forma parte de un conjunto de tres cascadas sucesivas situadas más abajo del curso del río.

La cubeta de la cascada se halla en un circo amurallado con más de 15 metros de caída vertical por donde se desploma el chorro de agua cuyo estruendo suena a música celestial en medio de un paisaje de naturaleza viva. Hemos empleado no más de media hora en esta provechosa visita que nos reintegra de nuevo al pueblo de Oneta.

Desde aquí nos dirigimos hacia el alto de Segregal, adonde llegamos tras superar con el vehículo 5 kilómetros de sinuoso recorrido. Antes de alcanzar la divisoria de aguas hemos de tomar una pista de tierra que surca la vertiente occidental de la sierra Panondres entre una maraña de brezos.

La pista construida para servicio de las antenas allí colocadas va ganando altura hasta toparnos de inmediato con la primera cumbre denominada Cur de la Vieya (839 metros) (0,45 horas), la cual posee unas antenas y edificación anexa. La ruta, cabalgando de manera ondulante por el lomo del cordal, prosigue hacia el pico de Can (843 metros) (1 hora), máxima cota de la sierra y que conserva en su cumbrera una antena de TV y mojón geodésico. Contemplamos desde esta modesta cimera un importante abanico de montañas del occidente asturiano, así como la rasa de la costa asturiana. Sobresalen, además de los citados municipios, los de Coaña, Allende, Tineo y Boal, entre otros.

Desde la cima es fácil retornar hacia el alto de Segregal por la misma cumbrera del cordal soslayando la pista. Se puede apuntar como ruta alternativa, y siempre con el apoyo de otro vehículo, es fácil descender hacia Braña del Río, en el término municipal de Navia, o hacia Vidural, en el mismo concejo, paso de la carretera AS-37 Otur–Anleo.

La ruta senderista finaliza en el pueblo de Villayón, el cual alberga un rico patrimonio etnográfico donde predomina la arquitectura hermética que está definida por gruesos muros de mampostería de pizarra y cubierta con la misma piedra. Su iglesia parroquial data del siglo XVIII. Esta villa destaca también por su gastronomía, con una cocina eminentemente casera.