Comprendo perfectamente las dificultades ante las que se encuentran para tratar de justificar ante la opinión pública, ante los asturianos, la imposibilidad de repetir un Gobierno de la izquierda plural en Asturies, Gobierno que era el resultado del deseo de la mayoría de los ciudadanos de esta comunidad.

Pues bien, en este afán por justificar semejante desatino, hemos estado siendo bombardeados por motivos a cada cual más disparatado y supongo que, para cerrar esta ofensiva justificatoria, no podía ser de otra manera que fuese el presidente Areces el que pusiese la guinda al pastel. La verdad es que la guinda debía estar en mal estado ya que, más que un torrente de argumentos políticos con una mínima solidez, se ha terminado convirtiendo en una poco comprensible diarrea política.

Estas justificaciones en realidad son mínimamente interesantes para entender, entre otras cosas, el talante negociador de la FSA; si no es posible, a priori, un acuerdo por motivos políticos, es mejor no negociar, si lo que la FSA pretende es imponer como fuese sus criterios y convierte al interlocutor en un mero receptáculo de sus posiciones. No podemos hablar de negociación si para llegar a un acuerdo político sobre consejerías, es decir, sobre los instrumentos necesarios para idear y concretar la acción política, es necesario que el interlocutor diga a todo «sí, bwana», no podemos hablar de negociación si no es capaz la FSA de asumir el concepto de síntesis.

Vale más que no se siente a negociar, en fin, eso es exactamente lo que pasó, la soberbia, la estrechez de miras, la incapacidad política de asumir otras opciones, marca de una manera decisiva cualquier «negociación».

Lo que yo no sabía es que Medio Ambiente sólo sirve para decidir Caliao sí, Caliao no, si la Cultura es un problema de oficialidá sí, oficialidad no, la estrechez de miras es bastante preocupante, está claro que en realidad el problema es otro, mejor dicho, son otras, por un lado, las verdaderas causas por las que es necesario, desde su punto de vista y de los señores del ladrillo, por las que no pueden permitir que alguien con sentido común, alguien que defienda el crecimiento sostenible, etcétera, no pueda llevar esa Consejería. ¿Qué iba a ser, las urbanizaciones a pie de playa, los campos de golf como justificación para construir, etcétera, etcétera? Sería intolerable que alguien fuese a impedir estos objetivos, evidentemente para la FSA.

Los derechos de los asturianos deben doblegarse ante el interés de los señores del ladrillo, y lo mismo ocurre con la cultura, esta cultura de pachanga y pensamiento no puede ser tocada. También ahí, señores de la cultura pachanguera, y son evidentemente intocables, una visión amplia de la cultura porque la cultura asturiana, señor presidente, es mucho más que la oficialidad del asturiano, que es una cuestión de reconocimiento de derechos civiles. En fin, estaba claro para la FSA que de lo que se trataba era de que IU-BA-LV ocupase algunos despachos pero vacíos de contenido. Dadnos vuestro apoyo pero callad la boca, y eso no es negociar, eso no es hacer política de izquierdas, eso es, ni más ni menos, que asumir sin ningún pudor las tesis neoliberales, el mercado y su justificación.

Para ello ya tiene preparado, no podía ser de otro modo, al PP, no importa que el discurso de éstos cada vez se aproxime más a las tesis y a las fórmulas políticas de la extrema derecha. Algunos en la FSA, no todos evidentemente, se sienten enormemente a gusto llegando a acuerdos con el PP, y en eso están, preparando la gran actuación cuya culminación es el nuevo Estatuto de Autonomía, y ya nos los dijo claro con la oficialidad del asturiano, no hay nada que negociar, es decir, las ansias de avanzar en los conceptos del autogobierno no importan, los derechos inalienables de los asturianos, vivienda, trabajo, etcétera, no pueden ser un derecho subjetivo, o por lo menos tampoco importa si lo que realmente distingue este nuevo Estatuto es la oficialidad sí o no. ¿Qué le parecería si nosotros también unimos, digamos por ejemplo, los presupuestos a la oficialidad? ¿Y si nosotros decimos que sin oficialidad no hay presupuestos ni hay nada? Bromas aparte, la verdad es que la FSA, tan jacobinos ellos, han conseguido colocar la oficialidad del asturiano en el centro de la agenda política asturiana, hasta el punto de que ha sido el motivo por el cual no se ha podido formar un gobierno de izquierdas en Asturias, ni se va a poder hacer un nuevo Estatuto por unanimidad de las tres fuerzas políticas representadas en el Parlamento asturiano. Muy bien, señores de la FSA, si no podemos negociar en el Parlamento, negociaremos en la calle, allí nos vemos.

Por otro lado, volvemos a lo mismo, para eso tiene al PP, siempre dispuesto a apoyar unos presupuestos regresivos, al final resulta, señor presidente, que somos tan diferentes que no podemos ponernos de acuerdo; sí, señor presidente, nosotros somos la izquierda, ¿qué son ustedes? ¿Dónde se ubica ideológicamente la FSA? Naturalmente me refiero a los jerifaltes, no a las bases y a los votantes, que sí defienden posiciones de izquierda, pero mire, señor presidente, por lo que se ve, nuestras ideas son totalmente diferentes. Quién nos iba a decir que Vicente Álvarez Areces se iba a convertir en un adalid del neoliberalismo. Triste, pero cierto.

José Á. del Valle Lavandera es miembro del consejo político de IU.