El clima siempre ha estado cambiando. La cuestión clave hoy es saber si la actuación humana está influyendo en el cambio climático de forma que se lleguen a romper los equilibrios naturales y, por ello, se llegue a una situación incontrolable. Acertar es muy importante. Si fuera cierto que la acción humana influye significativamente, cuanto antes se atenúe dicha influencia tanto mejor para toda la humanidad. Si fuera falso y se tomaran medidas como si fuese cierto, todas las producciones se encarecerán por lo que bajará el consumo de los ricos y los pobres aumentarán su miseria. Por eso, para los que tenemos sensibilidad social creo que es muy importante saber la verdad y que los gobernantes actúen en consecuencia.

La opinión pública está convencida de que estamos matando el planeta. El sumo pontífice de esta idea es el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore. Su vídeo «Una verdad incómoda» es un ejemplo de mensaje eficaz. Eficaz sí, pero no veraz. Utiliza mendazmente varios hechos. El Gobierno británico también quiso difundir ese vídeo en las escuelas, pero fue llevado a juicio por el director de un colegio de Kent que no lo considera educativo. El Gobierno perdió. El tribunal permite exponer el documental en los centros de enseñanza siempre que se haga con una guía y explicación de lo que es real y de lo que es dramatización. La sentencia se basa en los errores científicos siguientes:

- El documental sugiere que la capa de hielo de Groenlandia se está fundiendo, lo que no ocurre desde hace milenios, según se vio en el juicio.

- La película insinúa que la Antártida se está fundiendo, cuando la evidencia científica aportada es que está aumentando su capa de hielo.

- El documental alarma con la desaparición de la corriente del Golfo que calienta Europa occidental, lo que sumiría nuestro continente en una etapa glacial. El juez dice que de acuerdo con el Intergovernmental Panel on Climate Change (grupo dependiente de la ONU formado por 2.500 científicos) es muy improbable que la corriente desaparezca, aunque podría disminuir la velocidad.

- El señor Gore muestra dos gráficos, uno con la elevación del CO2 y otro con la subida de las temperaturas a lo largo de un período de 650.000 años. El señor Gore da como un hecho incontrovertible la correlación entre ambas variables y ridiculiza la posición contraria. El tribunal encontró que el filme era engañoso, pues el CO2 subió detrás de las temperaturas durante períodos de 800-2.000 años. Por ello sentenció que «los dos gráficos no establecen lo que el señor Gore afirma».

- En el vídeo se dice que la desaparición de la nieve del Kilimanjaro es debida a la acción humana. El experto del Gobierno británico que apoyaba la difusión del vídeo tuvo que aceptar que no era cierto.

- La desecación del lago Chad es utilizada como ejemplo del calentamiento global. El experto gubernamental tuvo que reconocer que hay razones más probables como el aumento de la población, el sobrepasto y la variación local del clima.

- El señor Gore atribuye el huracán «Katrina» al calentamiento global, pero no hay evidencias que apoyen esa afirmación, establece la sentencia.

- El filme se refiere a un informe que muestra que los osos polares han sido forzados a nadar grandes distancias para encontrar hielo. El juez encuentra que el señor Gore malinterpreta el informe citado, pues en él se trata de cuatro osos polares ahogados a causa de una tormenta muy violenta.

- El documental dice que todos los arrecifes de coral del mundo están muriendo debido al calentamiento global y a otras razones. El tribunal establece que es difícil deslindar el efecto del calentamiento del de otras agresiones como la contaminación o la sobrepesca, que parecen más relevantes.

- La película afirma que ya ha habido evacuaciones de islas del Pacífico hacia Nueva Zelanda. El abogado del Gobierno fue incapaz de precisar cuándo o dónde se produjo alguna evacuación.

- El filme sugiere que la superficie del mar se elevará 7 metros, lo que motivará migraciones de millones de personas. El experto del Gobierno tuvo que aceptar que los hechos descritos llevan a pensar en elevaciones de 40 centímetros y a lo largo de 100 años.

Los jóvenes británicos tendrán la suerte de ver el documental que ganó el «Oscar» de este año con ojos críticos. Los españoles no tendrán esa oportunidad educativa, aunque se divertirán más porque les subirá más la adrenalina.

En los medios científicos parece que hay división de opiniones. De momento, la comunidad científica no ha conseguido elaborar un modelo termodinámico que permita prever las corrientes del Niño y de la Niña, cosa menos difícil que un modelo global. Y eso que está trabajando en ello desde hace décadas. Si no hay indicios serios, científicos, de que la acción humana esté alterando el clima, ¿por qué hay quienes se empeñan en actuar como si así fuera? Pues por intereses. Empezando por su sumo pontífice, el ex vicepresidente de los EE UU y perdedor en las elecciones presidenciales, que vende caro el vídeo y cobra un dineral por sus conferencias (200.000 euros por conferencia). Este caballero se desplaza en jet privado y reside en una mansión famosa por su despilfarro energético; un comportamiento de la escuela del «haced lo que digo, no lo que hago». Tampoco debe extrañar que su documental haya recibido el «Oscar» y el señor Gore los premios «Príncipe de Asturias» y Nobel, todo indica que lo que buscan los otorgantes es la notoriedad mediática. Tras los intereses de ese señor están los de los gobiernos populistas sin ideología y los de grupos antisistema que han encontrado aquí una causa para la movilización de masas. Luego están los de la industria de la solidaridad, ese subsector de la imagen y de la comunicación, que por medio de productoras de contenidos y de ONG captan mucho dinero de nuestros impuestos. También hay millones de personas bienintencionadas que se creen lo que ven en televisión, pero éstas no se lucran con el cambio climático. Constituyen la gran masa de fieles que creen en lo que no ven porque se lo revela la tele.

Todo pasa su factura. Las medidas para combatir el cambio climático significan un encarecimiento de la producción, con la excepción de la vuelta a la utilización intensiva de la energía nuclear. En este caso, se rectificaría el sobrecoste de la electricidad que estamos pagando por demagogia y triunfo de los antisistema. Encarecimiento de la producción significa menos viajes, menos ropa, menos calefacción, en fin, menos de todo que para los países ricos podría no ser grave si no fuera que se están trasladando factorías a países sin sobrecostes. Si las políticas que se están aplicando fueran gratuitas no estaría preocupado y pasaría del tema. El tinglado administrativo que es el compromiso de Kioto no consigue rebajar la emisión de gases en el mundo y disminuye nuestro nivel de vida, especialmente en Asturias. Otro ejemplo: el cierre de San Claudio es un ejemplo de cómo dejamos de abastecernos en fábricas respetuosas con las personas y el ambiente y pasamos a hacerlo por otras, en países lejanos, más contaminantes que las cerradas. Por eso me atrevo a enfrentarme a la inquisición climática, formada por políticos y comunicadores, con la pregunta: ¿y si no fuera cierto que la acción humana influye significativamente en el cambio climático?