Cuentan los vecinos de más edad de las brañas y pueblos situados en la comarca donde limitan los concejos de Valdés, Salas, Pravia y Cudillero que cuando el caballo era el único medio que existía para viajar, una peregrinación obligada de la temporada veraniega, después de recoger la hierba, consistía en salir muy temprano de casa para acudir a la misa de la Virgen del Carmen de Arcallana, a la que se le hacían rogativas -y siguen en vigor- de la más variada índole y con intenciones para todo el año. En las alforjas se llevaban las provisiones para la jornada, porque después de rendir culto a la imagen de la parroquia valdesana, había que participar en la fiesta, tras una suculenta comida campestre.

Cuando el caballo fue sustituido por el utilitario, aquella tradición se fue perdiendo en lo que se refiere a ir a Arcallana por las sierras y los montes. Y ahora, en virtud de que hay una juventud, la que resiste en el campo, que vuelve a tener un caballo en la cuadra para participar en carreras de cintas y otras competiciones por el estilo que hay por estos contornos, las fiestas del Carmen de Arcallana necesitan casi más espacio para el amarre de las cabalgaduras que para aparcar los vehículos. Vuelve el caballo, que es una forma de viajar cómoda para quien no lleva mucha prisa y, además, muy económica, teniendo en cuenta la vuelta de tuerca que a diario les dan a los precios del combustible.

Anoche comenzaron las fiestas patronales del Carmen de Arcallana. Y se iniciaron, no podía ser de otra forma, con un buen bollo preñao con chorizo casero elaborado en casa de Alán de Foyedo, que es el organizador, un año más, de unas verbenas y unas romerías que siguen concitando la asistencia de habitantes de brañas y pueblos de las cumbres y las laderas, a uno y otro lado de la raya fronteriza de los cuatro concejos antes indicados. El grupo «Ideas» de Cornellana y el «Dúo Marfil» abrieron anoche los festejos, tras el bollo. Y este sábado, víspera de la jornada que se dedica a honrar a la Virgen del Carmen, volverá a actuar «Ideas» en la segunda verbena, juntamente con «Charol». El día grande es mañana, domingo, con una misa de cofrades a las diez de la mañana. La misa solemne dará comienzo a la una y será cantada por Beatriz, que es una artista de Cangas del Narcea con una prodigiosa voz y con un acordeón al que le hace hablar. En la procesión intervendrá la charanga «El Felecho», de Corvera de Asturias, y después habrá comida especial en la parrilla de Alán, en Foyedo, con buen menú y unos precios de los de antes del euro. Se recomienda no perderse el arroz con leche que anoche habrá cocinado Alsira, antes de caerse rendida por el sueño y el cansancio, porque aquí se trabaja de firme.

Los caballos entrarán en acción a partir de las cuatro de la tarde. Numerosos jóvenes de toda la comarca acuden cada año a la carrera de cintas, que tiene importantes premios. Cerrará las fiestas la canguesa Beatriz y para que los peregrinos que no van a caballo a Arcallana o que no quieren utilizar el coche viajen con comodidad en la peregrinación dominguera al Carmen de esta parroquia de Valdés, Alán, el organizador, ha fletado un autobús que saldrá a las diez de la mañana de Priero de Salas, para continuar por Mallecina, La Arquera, Malleza y valle de Arango, pasando por Pravia, donde recogerá a los viajeros en la plaza del mercado para continuar por Muros de Nalón y Novellana, desde donde se ascenderá hasta Foyedo, para bajar ya hacia Arcallana y llegar con tiempo suficiente para contemplar el paisaje, que es impresionante, para tomar algo y estar en la misa a la una. Mientras el autobús no esté lleno se irá recogiendo a cuantos viajeros hagan una simple señal para subir a bordo.

El Carmen de Arcallana, dicen también quienes llevan muchas décadas peregrinando a este santuario valdesano, siempre ha sido una fiesta de campo. Y continúa fiel a la tradición. El prado de la romería está situado al borde mismo de la carretera que va desde la costa de Cudillero hasta la ruta de La Espina a Canero. Por las cercanías aún se cultivan buenos maizales y el mismo Arcallana es pueblo con sus casas restauradas, con una plaza frente a la iglesia y un antiguo bar que se abre para las fiestas, aunque en el prado de la romería también lo hay, juntamente con el escenario de los músicos. No hay mayores dificultades para el aparcamiento y resulta un pueblo cómodo, con buenos accesos y con muchos cofrades que regresan a la casa donde han nacido para participar de las fiestas del Carmen. Arcallana se esfuerza para mantener viva la tradición y en lo religioso todo se centra, con su cofradía, en torno a la imagen de la Virgen del Carmen, a la que se le hacen ofrendas a la vez que se le piden favores -que guarde vidas y haciendas- igual que se ha hecho siempre.

Arcallana, pese a que muchas de sus familias se han marchado, es un pueblo vivo que retoma, en fines de semana y durante todo el verano, una actividad que contrasta con la quietud y la paz del invierno. Habría que tener muy en cuenta a estos colectivos, como el de Arcallana de Valdés, que se esfuerzan en conservar sus tradiciones y en enriquecer su historia ahora que parece que habrá apoyos para conseguir una sostenibilidad rural, que está haciendo mucha falta si es que, de verdad, se quiere salvar el acervo cultural de brañas y pueblos.