El resultado de las elecciones en el Grupo Covadonga da para muchas lecturas, pero sobre todo para una de nitidez extrema: los socios rechazan la fusión con el Centro Asturiano. O al menos en los términos en que llegó al Grupo esa manzana con gusano dentro. Sin saltarse un ápice los dictados de la legalidad, Enrique Tamargo explicó a quien quiso escucharle que la absorción del Centro Asturiano acarrearía al Grupo más quebraderos de cabeza que beneficios. Es cierto que el club tiene que crecer, pero su expansión natural no está en el camino de Mareo sino en las proximidades, en el Club Hípico Astur. Buscar un acuerdo beneficioso para el Grupo y para el Chas, al que se le acabaron, según parece, los cantos de sirena salvadores, se antoja sin duda una buena tarea para que el presidente electo inicie con brios el nuevo mandato.