No sé si será demasiado pedir un poco de coherencia a los políticos. Y más en estos momentos en que apenas duermen de nervios ante las mil y una combinaciones de pactos que les pueden llevar a la Alcaldía o dejarles en la oposición durante los próximos cuatro años. Pero alguien debería pedirles al menos un poco de moderación para evitar que les saquen los colores. Para que el líder de un partido no diga una cosa y su semejante en el concejo de al lado no asegure la contraria.
El candidato del PSOE a la Alcaldía de Llanes, José Manuel Herrero, afirmaba el otro día que su partido era el "más legitimado" para gobernar el municipio. Su argumentación era aparentemente muy lógica: "El PSOE ha ganado las elecciones consiguiendo el doble de votos que el segundo partido más votado". Herrero aceptaba como "legítimo" que todos los demás partidos se uniesen en su contra, pero confiaba en que "el sentido común se imponga" y el resto de grupos le dejasen gobernar. No en vano él sacó el 37 por ciento de los votos y el segundo partido en el concejo, Foro, sólo el 19.
Entre esos partidos que están a punto de cerrar un pacto para echar al PSOE de la Alcaldía de Llanes está el PP. Casualmente el líder del PP de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, se enfrenta a una situación similar a la de José Manuel Herrero. Aunque en esta ocasión son los populares los perjudicados y el PSOE el que quiere a toda costa retirar a Caunedo del gobierno municipal.
Precisamente el alcalde en funciones de Oviedo reclamaba la semana pasada "seriedad" a la hora de pactar el futuro del Ayuntamiento de la capital. "Si yo tuviera cinco concejales no me atrevería a pedir la Alcaldía", explicaba Caunedo. Evidentemente el líder de los socialistas ovetenses, Wenceslao López, no tiene el más mínimo reparo en dar la Alcaldía a la jefa de filas de Somos, Ana Taboada, a pesar de que ésta sacó el 19 por ciento de los votos, muy lejos del 34 por ciento del PP.
Cada uno tendrá su opinión sobre si el PSOE de Llanes y el PP de Oviedo llevan la razón o si, por el contrario, son el PP de Llanes y el PSOE de Oviedo los que dan en el clavo. Pero en esta disputa es difícil apoyar a los socialistas o a los populares sin poner apellidos locales detrás.
Aunque estas incoherencias no afectan sólo a los partidos llamados tradicionales. Cómo explicar si no que quienes logran menos del 20 por ciento de los votos digan con toda naturalidad que con su legítima llegada al gobierno municipal es la gente, toda la gente, la que accederá al poder. Como si el 80 por ciento restante no existiese.
