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Con vistas al Naranco

"Renato Ozores y su teatro"

Autor prolífico y catedrático de Derecho Mercantil, bien merece una calle en Oviedo

Caído del cielo recibo "Renato Ozores y su teatro", de Ascunce Arrieta, profesor de Deusto.

Aurelio Díaz Valdés, otro personaje fabuloso, que dio a la estampa sus memorias como "Yeyo, el emigrante", fue mi conexión a Ozores y familia. Mis contertulios (Juan Benito, Cadavieco, O. Carreño, Casero, Álvarez de Toledo, Valentín Álvarez Corugedo, Castañón, Luis G. Argos, Marcelino Arbesú, Carlos Rodríguez, Cándido Riesgo...) lo recibieron también entrañablemente.

Durante la guerra, Renato era fiscal del Tribunal Popular de Gijón. Los que le conocimos, y también a Juan Pablo García, presidente de aquel Tribunal, a los abogados Saturnino Escobedo y Eduardo Ibaseta, o a los miembros del "Jurado para la represión del Fascio", Puri Tomás y Antonín Llaneza Jove, nos cabe comprender, sin haberlo vivido, la benignidad de esa institución republicana a escasos kilómetros del frente, que trabajaba entre partidas desalmadas de la "Justicia por propia cuenta" y abrumadoras noticias de las atrocidades del otro bando.

El 12 de octubre de 1937, los miembros se largaron. Lo narra magistralmente Santiago Blanco en "El inmenso placer de matar a un gendarme". Mientras sus colegas regresaban a España por Cataluña, aún republicana, Ozores decidió que la guerra había terminado para él. En Panamá descubrió el Pacífico en instante muy especial: veía la mar océana, a la vez que reparaba en los bellísimos ojos de Rita, "Tita", de la que quedaría prendado para siempre.

Y hablando de ojos, le llevé a Luis F. Vega, padre del catedrático, tan cordial como su hijo, que hizo generoso diagnóstico sin que hubiera ya tiempo de operación reparadora.

Renato Ozores, autor prolífico de teatro y cuentos, catedrático y publicista de Derecho Mercantil, asturiano medular; sus hijos han donado sus obras a la Biblioteca de Asturias, con un iniciado borrador de memorias.

Ascunce, al que otorga gran solvencia el prestigioso profesor Fernández Insuela, llama la atención sobre un escritor del que deberíamos enorgullecernos aunque pocos lo lean. En "Desde mi ventana" solicitaba, junto a otros autores vinculados a Oviedo (Juan Benet, Víctor Botas, Torrente Ballester, Luis Sepúlveda, J. M. Castañón, Antonio Ortega...) una calle.

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