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Vicente Montes

Apuntes De Mecánica Política

Vicente Montes

El precipicio socialista

Los críticos con Pedro Sánchez cuestionan su "irresponsabilidad" por colocar al partido al borde del abismo, mientras que los afines al secretario general continúan ganando adhesiones entre la militancia

¿Está Pedro Sánchez a punto de ganar definitivamente la batalla interna del PSOE aunque conduzca al partido a un despeñadero? Esa es la pregunta que planea sobre los barones, a expensas de que se conozca hoy el resultado de las elecciones autonómicas vascas y gallegas que, sea cual sea, poco parece que vaya a afectar a la lógica que el secretario federal del PSOE quiere imponer al partido para las próximas semanas. El Partido Socialista afronta uno de los momentos más críticos. Sólo una solución externa, que el PNV facilitase la investidura de Rajoy obligado por lo que digan hoy las urnas en Euskadi, permitiría podría poner fin a la taquicardia que sufren los presidentes autonómicos. Y dejaría allanado el camino para que los socialistas se entregasen a sus guerras a puerta cerrada.

"Es un irresponsable", dice de Pedro Sánchez un dirigente socialista asturiano, de los que mantienen una posición más próxima al secretario general asturiano, Javier Fernández, aunque también cuestiona los amagos con que Susana Díaz y los líderes territoriales han afrontado la situación. "Sánchez solo busca su supervivencia, ha sometido a sus intereses la herencia del partido y lo ha dividido", asegura amargamente.

Sánchez y los suyos han sido hábiles en administrar los tiempos, en colocar a los barones como referente "antiguo" e incluso derechizado del partido y en ir ganando para su causa a las bases explotando la imagen del héroe al que las fuerzas reaccionarias (incluso las de casa) tratan de frenar.

"Y si al final los poderes fácticos acaban con nosotros, en nuestra lápida pondrá: Muertos por votar no a la derecha". La frase la lanzó en su cuenta de Twitter hace tres días la diputada asturiana e integrante de la ejecutiva federal Adriana Lastra. La respuesta le llegó de Eduardo Madina, quien en su día perdió las primarias frente a Pedro Sánchez: "Honestamente, Adriana, es mucho mejor un PSOE que gane elecciones que proponer una lápida para 137 años de historia". Ambas posturas resumen perfectamente el debate interno en el que se encuentra encallado el PSOE. Y como no hay salida, Pedro Sánchez prepara su jugada.

Su principal aval está en el convencimiento de que la mayoría de la militancia está de su parte, un hecho del que poco a poco a ido tomando consciencia la dirección del partido en Asturias, elevando la preocupación en la cúpula de la FSA. Dos momentos han sido determinantes para esa constatación: el respaldo a Sánchez por parte de UGT en Gijón y, también en esa ciudad, la asamblea socialista celebrada el pasado 12 de septiembre. Allí hubo amago de enfrentamiento y ganaron por goleada las intervenciones de respaldo a Pedro Sánchez.

El "pedrismo" ha ido sumando poco a poco adhesiones. El núcleo duro de los afines al secretario general federal lo forman Adriana Lastra; el alcalde de Corvera, Iván Fernández, y el alcalde de Laviana, Adrián Barbón. También, la senadora e integrante de la ejecutiva federal María Luis Carcedo. Hay también en el gobierno de Javier Fernández quienes se inclinan por Sánchez, como el consejero Francisco Blanco, a quien se le pudo ver aplaudiendo en la escuela de verano de UGT la intervención del secretario comarcal de Avilés, Iñaki Malda, en la que pidió a Sánchez resistirse en el no a Rajoy, mientras que Javier Fernández y Guillermo Martínez mantenían el semblante serio y las manos quietas. Buena parte de las direcciones de UGT y del SOMA están con Sánchez. Y Siero, Langreo, San Martín del Rey Aurelio u Oviedo son territorios ganados para Pedro Sánchez.

Esta nueva dicotomía ha hecho saltar por los aires la hasta ahora clásica división en el PSOE asturiano (renovadores y guerristas), ya no existe el arecismo como bloque con una posición única y ni siquiera cabe entender la actual fractura en términos de a quién se apoyó en las últimas primarias.

Por eso, el riesgo de que el seísmo federal llegue a Asturias es más que cierto. "Aunque se diga que si Javier Fernández vuelve a presentarse a la reelección de secretario general en Asturias no habrá batalla, lo cierto es que la guerra estará en la composición de la ejecutiva", explican fuentes socialistas. Si los afines a Pedro Sánchez han ido conquistando a la militancia contarán con esa fuerza para decidir la composición de los órganos de dirección del partido. "Javier Fernández podría ser secretario general, sí; pero como una figura de porcelana, porque estaría en manos de una ejecutiva que piensa en otra cosa", aseguran dirigentes socialistas.

¿Qué puede ocurrir a partir de hoy, una vez escrutadas las urnas en el País Vasco y Galicia? Todo es incertidumbre y cualquier alternativa parece peor. "Susto o muerte", reconocen fuentes socialistas.

La solución idílica sería que el PNV pudiese favorecer una investidura de Rajoy de algún modo y quedase zanjado todo. Pero aun así, Sánchez ya ha expresado que quiere explorar las posibilidades de formar gobierno. La posibilidad de hacerlo con Podemos, el respaldo del PNV y CDC y la abstención de ERC pone los pelos de punta a los barones, incluso si los independentistas llegasen a mostrarse dispuestos a aplazar dos o tres años el afán por una consulta soberanista. Y Pedro Sánchez tiene más favorable que nunca el as en la manga de la consulta a las bases si se enfrenta al recelo del comité federal del próximo 1 de octubre. "Sánchez ha mantenido un triple no: No al PP, no a los nacionalistas y no a terceras elecciones; pues alguno de esos va a convertirse en un sí, no hay más salida", señalan dirigentes asturianos.

La opción de una abstención del PSOE para favorecer que gobierne el PP sería ahora un suicidio interno. Para lograrlo, los críticos con Pedro Sánchez tendrían que dinamitar la ejecutiva y forzar su dimisión con una estrategia orgánica para derrocar a quien fue elegido por la militancia, que lo vería como una operación golpista en toda regla.

Tratar de esquivar el veto a los nacionalistas es la alternativa que baraja Sánchez para explorar la posibilidad de convertirse en presidente del gobierno, una opción que los barones creen que sólo llevaría a un ejecutivo débil y con castigo severo en las próximas elecciones.

El tercer no, el rechazo a unas terceras elecciones, se ve hoy internamente como el más débil, aun siendo conscientes los socialistas de que probablemente su resultado electoral sería a la baja y darían pie a una mayoría aún más abultada para el PP. Pero desde luego, nadie tomará las riendas del partido para acudir a ellas, de modo que si Pedro Sánchez convoca un congreso antes de los terceros comicios, seguramente no tenga ante sí rival alguno, lo que le permitiría ganar aún más tiempo. No obstante, en medios socialistas se da por hecho que el próximo congreso será para principios de 2018.

Los barones se debaten entre actuar y desencadenar una crisis histórica en el partido a partir de hoy o esperar acontecimientos, dejar que lleguen unas terceras elecciones y luego administrar los restos del desastre. Una vez que estén calientes los resultados de las elecciones vascas y gallegas esta noche se abrirá la veda en medio de un clima de tensión en el que muchos ven tambalearse el futuro del partido. Con lápida incluida.

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