En el actual momento histórico, con graves distorsiones territoriales derivadas de las incertidumbres provocadas por los independentistas catalanes y también por las tensiones derivadas del cupo vasco, no está de más que regiones que defienden intereses comunes, aunque sea con planteamientos políticos muy diferentes, se unan y planifiquen estrategias comunes para evitar su discriminación. Es, en principio, una buena opción para intentar plantar cara a las comunidades con fuerte presencia de partidos nacionalistas y precisamente por ello con gran capacidad de presión ante la Administración central.
Asturias, Galicia y Castilla y León se juegan mucho en la inminente negociación de la financiación autonómica y para hablar de ello fundamentalmente y plantear una postura conjunta que recoja las coincidentes reivindicaciones de las tres comunidades es para lo que se reunieron ayer en Oviedo los presidentes de sus gobiernos: Javier Fernández, Alberto Núñez Feijóo y Juan Vicente Herrera, socialista el primero y populares los otros dos, unas diferencias ideológicas éstas que para nada enturbiaron la cumbre, la primera de estas características habida entre estos ejecutivos. Sí se habían celebrado reuniones bilaterales pero de los tres presidentes no había precedentes.
La buena sintonía política entre el jefe del Gobierno asturiano, del PSOE, y los de Castilla y León y Galicia, del PP, no es ninguna novedad. Los halagos son mutuos. Pero es que incluso hay ocasiones en las que la defensa territorial de unos y otros pasa por encima de la partidista. Con Herrera coincidió hace pocos días Fernández en Madrid en la defensa de la continuidad de las centrales térmicas de carbón, con planteamientos similares y, sin embargo, alejados de los que viene respaldando la cúpula nacional socialista y, de rebote, la ejecutiva de la Federación Socialista Asturiana.
Paradojas de la vida política: este entendimiento, estas buenas relaciones de Javier Fernández con Núñez Feijóo y Herrera contrastan con el manifiesto distanciamiento con la máxima responsable del Partido Popular asturiano, Mercedes Fernández. Ésta, así y todo, probablemente aconsejada por la dirección nacional de los populares, facilitó la aprobación de los actuales Presupuestos del Principado, es decir, dio vía libre a la gobernabilidad de la comunidad autónoma.
