En California todo es posible: el éxito más increíble y el fracaso más estrepitoso. En ambos casos California considera héroes a los que se arriesgan y genios a los que triunfan. Sal Khan, creador de Khan Academy, es un vivo ejemplo de lo que digo y de la riqueza que genera la emigración en un país cuando se protege el talento. Sal Khan proviene de una familia Bengalí y rápidamente se dio cuenta de la importancia de una buena educación, con compañeros que iban directamente a la cárcel, mientras que otros terminaban en grandes universidades.
Como yo mismo es un ingeniero que adora las matemáticas. Estudió en el MIT, donde vio la importancia de las nuevas tecnologías en la educación y antes de crear su academia trabajó en problemas de optimización de finanzas como analista financiero. Solo cuando uno está rodeado de tiburones aprecia la belleza de las medusas. Silicon Valley y Mountain View son las claves de dicho éxito, un ecosistema único donde la disrupción camina por las calles. Él tiene claro, como yo también lo tengo, que solo la educación puede cambiar el mundo y la tecnología acelerar este cambio. Es la gran revolución de la humanidad después de la imprenta. Otro gran tecnólogo Andrew Ng, experto en robótica, afirmó que Khan ha sido su gran inspiración en la creación de Coursera. Moocs (los cursos on line gratuitos) y mocos tienen las mismas letras pero obviamente no son lo mismo. Ese es el mundo que quiero legar a mis alumnos. "Times have already changed". Bob Dylan tenía razón. Me alegro que la Fundación Princesa sea permeable a estos grandes eventos que cambiarán sin duda la historia de la humanidad, de la ciencia y de la tecnología. Educar es compartir.
