La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jorge J. Fernández Sangrador

Springsteen: the Middle

La reivindicación del centro geográfico como lugar de encuentro

La capilla, en la localidad de Lebanon, en Kansas, que es el centro geográfico de EE UU.

Se hablaba en la antigüedad del ombligo (ómphalos) del mundo. Era el centro a partir del cual habría sido creado todo, deviniendo ese lugar un espacio sagrado, como, por ejemplo, el “ádyton” de Delfos.

El “ómphalos” de los Estados Unidos se halla en la localidad de Lebanon, en Kansas. Allí, una pequeña capilla, de madera y pintada de blanco, en la que hay una cruz clavada, en el testero, sobre una bandera de los Estados Unidos, señala el centro geográfico de la nación.

Del significado de esa capilla trata el anuncio que protagoniza Bruce Springsteen, en la conmemoración del nacimiento, hace ochenta años, de la marca Jeep, la de los famosos vehículos todoterreno.

En la grabación, retransmitida durante el reciente Super Bowl, el cantante no menciona ni el modelo ni la firma, sino solo ese pequeño santuario que se alza en el punto de convergencia de los Estados contiguos de la Unión, en el que deja encendida, al final del soliloquio, una vela.

El vídeo está colgado en YouTube y, en él, dice Bruce Springsteen: «Hay una capilla en Kansas, que está en el centro exacto de los 48 estados meridionales (contiguos). Nunca está cerrada. Todo el mundo es bienvenido y a todos se los invita a que se reúnan aquí, en el centro».

A continuación, habla del descentramiento estructural: «No es un secreto. El centro ha sido un lugar difícil de alcanzar últimamente. Entre el rojo y el azul. El siervo y el ciudadano. Entre nuestra libertad y nuestro miedo. Ahora bien, el miedo no ha sido nunca la parte mejor de aquello que somos».

Y prosigue: «En cuanto a la libertad, no es patrimonio de unos pocos afortunados, sino que pertenece a todos. Quienquiera que seas y de donde quiera que seas. Esto es lo que nos une. Y tenemos necesidad de esa conexión. Tenemos necesidad del centro. Debemos solamente recordar que el terreno sobre el que nos encontramos es un espacio común».

Springsteen concluye su mensaje con una evocación de la marcha por el desierto, la luz en el camino, la subida a la montaña y la esperanza de futuro: «Así que podemos ir allí. Podemos llegar a la cima de la montaña, a través del desierto, y superaremos esta división. Nuestra luz ha encontrado siempre su camino en la oscuridad. Y hay esperanza en el camino… más adelante».

Como se recordará, el pasado mes de enero, en la gala de inauguración del mandato de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, Springsteen entonó, al pie de las escaleras del Lincoln Memorial de Washington, D.C., la que él calificó de «oración por nuestro país», refiriéndose a la canción “Land of Hope and Dreams”, que trata de campos, vías de tren, oscuridad y luz, cansancio, compañía, santos y pecadores, almas perdidas, fe y campanas de libertad, en un viaje hacia una tierra de sueños y esperanza.

Esos mismos motivos son los que subyacen en algunas de las imágenes del anuncio de Jeep: una carretera hacia el infinito, un paisaje nevado, un sombrero de cowboy, unas botas de piel en color “camel”, un molino de viento, un tren en marcha, el porche de una casa con la bandera de los Estados Unidos, un caballo, las torres de centrales termoeléctricas, los rascacielos de colores metálicos, los edificios de ladrillo rojo y un bar con el rótulo luminoso de una marca de bebida. Es la América profunda. A cuyos valores más genuinos y esenciales es preciso volver, para, así, recomponer el maltrecho tejido social.

Y el lar en el que permanecen aún vivas las brasas del fuego que ha surtido de energía a quienes han sido capaces de hacer realidad el sueño de los constructores de una nación, es un pequeño santuario, en el centro del país y del ser de cada ciudadano, en el que la fe religiosa es impulso configurador y dinamizador.

Es la fe religiosa a la que Martin Luther King aludía en el discurso que pronunció durante la Gran Marcha de la Libertad, en Detroit, en junio de 1963: «Con esta fe, iré y excavaré un túnel de esperanza a través de la montaña de la desesperación. Con esta fe, iré contigo y transformaré los oscuros ayeres en luminosos mañanas. Con esta fe, lograremos alcanzar ese nuevo día en el que todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, unamos nuestras manos y cantemos con las palabras del antiguo espiritual negro: ¡Libres al fin! ¡Libres al fin! ¡Gracias, Dios todopoderoso, somos libres al fin!».

Compartir el artículo

stats