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José María Ruilópez

En la muerte de Fina García-Marruz

La última poeta de la revista "Orígenes", fundada por José Lezama Lima

Puede que sea la última poeta perteneciente a la revista "Orígenes" (1944 a 1956), que había fundado José Lezama Lima, y que patrocinaba desde Miami José Rodríguez Feo, en la que participaron, junto al esposo de Fina, Cintio Vitier, Gastón Vaquero, Eliseo Diego, Virgilio Piñera, Octavio Smith, Wifredo Lam, René Portocarrero, en la que colaboraron Juan Ramón Jiménez, Aimé Césaire, Paul Valéry, Vicente Aleixandre, Albert Camus, Luis Cernuda, Octavio Paz.

Fina García-Marruz Badía, nacida en La Habana en 1923, que acaba de fallecer el 27 de junio de 2022, obtuvo el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2011, y el premio Nacional de Literatura de Cuba en 1990, entre otras distinciones. Una de sus últimas publicaciones fue "El instante raro", una antología bajo el sello de Pre-Textos en 2010, un volumen de 450 páginas de exquisita poesía, que conservo con una cariñosa dedicatoria: "A José María Ruilópez, agradeciéndole su visita, con el recuerdo de los días en que nos conocimos y las páginas que dedicó a Cintio: Su amiga, 16−11−2010", se refiere al artículo publicado en LA NUEVA ESPAÑA con motivo del fallecimiento de su marido Cintio Vitier en 2009, ensayista, poeta y crítico literario.

Fina y Cintio se conocieron en 1943, en una conferencia que dio en La Habana el poeta español Juan Ramón Jiménez, por aquel tiempo en su periplo americano, y de ahí en adelante fueron un matrimonio que hizo historia literaria en la isla. Hace unas semanas uno de sus hijos, el compositor y concertista musical de piano José María Vitier, a quien tuve el gusto de saludar, dio un recital inolvidable en Gijón, en La Colegiata de San Juan Bautista, junto al guitarrista gijonés, gran amigo de la familia Vitier, Armando Orbón, sobrino a su vez de Julián Orbón, nacido en Avilés, compositor, crítico musical que falleció en Miami en 1991.

Fina García-Marruz era reacia a las entrevistas. Tal vez la última que concedió fue al que suscribe, quizás por ser tocayo de su hijo, en 2005, y que conservo en mi libro de entrevistas "Así me habló La Habana", en la que escribí en un apartado que llamé "Semblante" que Fina viste una camiseta negra bajo una camisola blanca, con gafas de pasta trasparente con un toque muy sutil de rosa tras de las que aparecen unos ojos escrutadores, que albergan una mirada no exenta de un cierto misterio, enmarcada la cara por una breve melena gris que la caracterizará toda su vida. En sus palabras hay una cierta contención para no sobrepasar el punto de conflicto o la opinión controvertida o la aseveración socio-política no acordada (estamos en Cuba). Cuando se relaja me habla de su infancia, de literatura, autores latinos, la televisión, los americanos. Cuando la charla deriva hacia derroteros políticos enarbola la bandera revolucionaria y ruega, con educación, interrumpir el testimonio sonoro.

En su primer poemario, "Las miradas perdidas", me habla del soneto que no requiere ningún esfuerzo, porque el español se vierte mucho naturalmente en octosílabos y endecasílabos, las primeras frases del Quijote con un octosílabo y un endecasílabo: "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme". La música es un elemento artístico que sobrevuela a toda la familia García-Marruz y Vitier. La madre de Fina iba de Cárdenas a examinarse al conservatorio Benjamín Orbón y se graduó con quince años y Cintio estudió música también y ambos tocaban juntos. Fina afirma que Julián Orbón era una de las personas más inteligentes que ha conocido. Con veinte años compuso la "Sinfonía en Do mayor" que fue estrenada por Erich Kleiber, director de la Sinfónica de Berlín. Fue alumno del profesor catalán José Ardévol.

Cuando le pregunté cómo veía a Cuba dentro de 10 años (estamos en 2005), me dice que nosotros, ella y Cintio con noventa y tantos años. Al preguntarle por un color para Cuba me invita a leer su poema "Ay, Cuba, Cuba", de su poemario "Visitaciones": "Escapa, escapa, pelota, pez, colibrí, escapa, a todas las posesiones, a todas las certezas, a todas las negaciones, a todas las dudas, escapa, cefirillo, de la nube negra, al hondo azul. Azul es tu prestancia y lo azul tu secreto. Escapa como mirada de preso, al aire y al espacio tuyos, o salta, enloquece, búrlate, ‘mi bien’, son suave, piérdete, acomete, abeja, miel, sinsonte, jilguerillo, a la sabana moteada, carmín, al verde-claro".

Con el fallecimiento de Fina García-Marruz desaparece la matriarca de una familia de creadores en diversas disciplinas, José María Vitier compositor y concertista de piano, su mujer Silvia Rodríguez Rivero gran pintora, su hijo José Adrián Vitier, pintor y traductor, el hermano de José María, Sergio Vitier, músico, fallecido en 2009 a los 68 años, el poeta Eliseo Diego, cuñado de Fina, casado con Bella García-Marruz, y el hijo de Eliseo Diego, Eliseo Alberto "Lichi", escritor, fallecido a los 60 años en su exilio mexicano.

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