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José Martínez Jambrina

Culpa y responsabilidad

El pensamiento de Ferdinand von Schirach, el nieto de un jerarca nazi convertido en referencia moral en Alemania

Las últimas tardes de agosto, con la luz solar ya recortándose, suelo ver algo más la tele. Vuelve el fútbol, siguen los incendios forestales y las plataformas programan ya alguna serie respetable.

Por ejemplo, ya está disponible en Filmin "La acusación", (2021 ); es una producción alemana escrita por Ferdinand von Schirach sobre un caso de pederastia sucedido en Worms entre 1994 y 1997 y que llevó a que 25 hombres y mujeres fueran acusados de dirigir una red de pornografía infantil. El juicio se convirtió en un torrente de salvajes acusaciones con gran revuelo social para regusto de ciertos medios de comunicación. En el festival de Cannes esta serie se llevó dos premios: el del mejor guión y el premio especial. Como casi todo lo bueno, es breve: son seis episodios de 30 minutos cada uno.

En su momento, y tras dos años de juicio, los 25 acusados fueron absueltos de esos cargos, un delito en incremento desde entonces. En 2021, la Fiscalía de Alemania desmanteló el sitio web conocido como "Boystown", una de las mayores plataformas de pornografía infantil en el mundo, con cerca de 400.000 usuarios, que compartían vídeos y fotos íntimas de menores, en su mayoría varones. La serie, que es muy buena, deja un claro consejo para padres, niños y adolescentes: foto que sube a las redes sociales, foto que será imposible hacer desaparecer de las redes sociales.

Para mí, el mayor atractivo de "La acusación" estaba en la persona que escribió esa serie para la televisión: Ferdinand Von Schirach, uno de los autores más interesantes de los últimos años.

Von Schirach es un prestigioso abogado penalista berlinés de 57 años que en el año 2011 publicó "Crímenes", un libro de relatos que tuvo gran éxito y al que siguieron "Culpa", "El caso Collini", "Castigo", "Tabú" y la obra de teatro "Terror". Casi toda su obra se nutre de su experiencia como abogado especializado en temas criminales. Uno de sus defendidos fue Erich Honecker, por ejemplo. Lo curioso es que von Schirach se niega a defender profesionalmente a acusados de abusos sexuales a menores porque está convencido de la incapacidad de poder saber cuando un niño miente o cuando dice la verdad.

Tanto la serie "La acusación" como estos libros son muy recomendables.

La compleja biografía de Von Schirach tiene mucho que ver con su trabajo y su producción artística. Es nieto de Baldur von Schirach, jerarca nazi proveniente de una acaudalada familia que en 1933 fue el primer jefe de las Juventudes Hitlerianas y muy apreciado por el Führer. Terminada la guerra, se entregó, fue juzgado en Nüremberg, reconoció todos los hechos de los que se le acusaba y fue condenado a 25 años de cárcel que cumplió en Spandau. Aún tuvo tiempo de vivir algunos años en libertad.

¿Por qué mi abuelo, un hombre libre y rico, que lo tenía todo, decidió libremente unirse a los planes genocidas de Hitler? Es la pregunta que ha atormentado a Ferdinand desde los 12 años, cuando supo todo sobre su abuelo.

Desde entonces, el abogado Ferdinand von Schirach, duerme mal, tiene periodos depresivos pero ha encontrado en la creación literaria una forma para dejar en silencio a sus corderos.

Me gusta von Schirach por su obra, basada en el respeto a los hechos y por la valentía con que ha buscado una explicación de lo sucedido con su abuelo y en su país hasta la actualidad: reconoce su incapacidad para explicar algunas conductas del ser humano, lo cual es un paso importante. También sabe, él que se mueve entre gentes de mal vivir, que es poca la diferencia entre buenos y malos, que somos todos bastante similares. Pero su experiencia le ha hecho llegar a conclusiones interesantes y prácticas para evitar desastres como el nazismo y para la mejora de las democracias occidentales.

Von Schirach es consciente de que él no es ni puede sentirse culpable por las tropelías de su abuelo. Pero eliminada la culpa, no puede eludir la responsabilidad ni el dolor de aquel pasado

E intuye algo especialmente original: que el Derecho y la Ética no pueden estar alejados, que no pueden mantener esa relación tan ambivalente. Y que la autonomía y por ende, la responsabilidad son los principios clave del comportamiento humano. La dignidad es el valor que define al ser humano y ninguna intervención venga de donde venga puede soslayarla.

Se sorprende von Schirach por la facilidad con que los ciudadanos se están dejando expoliar la libertad en beneficio de la seguridad. Este problema lo carga en la cuenta de Angela Merkel, en quien reconoce a una buena gestora, pero con un intervencionismo nocivo al limitar la participación social en la toma de decisiones sobre el funcionamiento de las instituciones públicas.

Von Schirach es un defensor a ultranza de la dignidad del ser humano. Y en sus últimos trabajos alerta con vehemencia sobre la pérdida de libertad e intimidad que supone el desarrollo de la Inteligencia Artificial y de las redes sociales.

Von Schirach ha colaborado en el desarrollo de los códigos éticos de Deutsche Telekom y varias compañías alemanas que manejan información privada de muchos usuarios. Y exige una legislación europea mucho más restrictiva que la actual a este respecto. "Reconozco que los abogados penalistas tenemos acceso a un conocimiento muy profundo del funcionamiento del ser humano… Solo los médicos llegan a un nivel similar. Y es por esto, que sé que la privacidad de los ciudadanos debe ser inviolable. El día que deje de serlo dejaremos de ser una sociedad libre. No podemos perder la alegría tan enorme que supuso la caída del Muro de Berlín. Fue el día más feliz de mi vida".

Ferdinand Von Schirach reclama una justicia y un funcionamiento social inspirados en los principios y valores que decidan libremente los ciudadanos y no la clase política, que debe dedicarse a legislarlos y procurar su cumplimiento. Nadie mejor que él sabe que de los Juicios de Núremberg, y en respuesta a las atrocidades cometidas, surgió en 1947 el primer código internacional de ética para la investigación con seres humanos, el Código de Núremberg, bajo el precepto hipocrático primun non nocere, es decir "lo primero, no hacer daño". Lean, vean, escuchen, sigan a Ferdinand von Schirach. Serán ustedes cada día mejores y harán mejores a los demás.

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