Geometría demográfica

Afrontar la pérdida de población más allá del dato

Juan Antonio Lázaro

Juan Antonio Lázaro

Para un geógrafo de la vieja escuela, como entiendo que es mi caso, la geometría siempre representó un reto sugerente. Miré con respeto y escepticismo todo lo relacionado con los números, disfrutando de las ecuaciones infinitas y de los porcentajes aclaratorios, que me ayudaron a entender el valor real de tan complejas combinaciones. Mezclar cifras, letras y sentimientos me ha permitido tener una perspectiva holística e integradora del mundo que nos rodea y nos apabulla, dando contenido a percepciones manifiestas y literatura a problemas aritméticos.

Al margen de la barrera física y psicológica que supone haber bajado del millón de habitantes, o estar a punto de hacerlo, en Asturias considero que debemos afrontar con seriedad, rigor y eficacia el problema asociado al reto demográfico, más allá del dato numérico. Estamos hablando de un tema capital para el futuro a corto y medio plazo, que condicionará el devenir de nuestra región. Sin gente no hay nada.

Siempre abogué por afrontar los problemas con rigor, aplicando de manera integral las soluciones, empezando por una revisión, o la creación, de un marco legal de referencia. Probablemente, tan solo aprobando la Ley para el Reto Demográfico no será suficiente para revertir un contexto poblacional muy complicado, pero es un buen comienzo para tratar de mejorar la situación actual. He tenido la suerte de formar parte del grupo de expertas y expertos que ha elaborado el primer borrador de lo que será la futura Ley y he sentido el vértigo, en primera persona, al tratar de ordenar, clasificar y sintetizar todos los factores y elementos que deben ser tenidos en cuenta para afrontar tan complejo reto.

Aunque soy más de letras que de números, me apasiona la geometría para resolver problemas, cerrando espacios, y la trigonometría para entenderlos; al final, casi todo es cuestión de ángulos y superficies. Me gusta encerrar a los problemas en un espacio definido para evitar dispersiones, enfoques equivocados y digresiones innecesarias, acomodándose en los vértices de un polígono, regular o irregular, los elementos que nos permitirán solucionarlo.

Sobre tres vértices clave deben pivotar las actuaciones o acciones encaminadas a paliar la sangría demográfica regional, y estos no son otros que: vivienda, empleo y servicios. Podemos ser todo lo creativos, retóricos y políticamente correctos que nos apetezca, pero sin un trabajo digno, una casa habitable y una buena red de servicios a la población no podemos hablar nunca de afrontar con garantías el reto demográfico. O estamos dentro del triángulo o nuestros esfuerzos serán incompletos, si el objetivo final es fijar o atraer población.

Un concepto equivocado, más aún en el caso de Asturias, es circunscribir el problema demográfico a las zonas rurales exclusivamente, ya que en determinadas zonas urbanas, sobre todo en las zonas intermedias del valle del Nalón y del Caudal, la situación también es muy preocupante. La combinación de dos factores, como son el envejecimiento de la población y el escaso número de nacimientos, con crecimiento negativo desde hace años, generan una situación muy grave, cuyas consecuencias ya estamos viendo e intuyendo. Para quienes pretenden ver en la Ley del Reto Demográfico la solución a los problemas del medio rural, que no se olviden que existe ya una base legal específica, Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el desarrollo sostenible del medio rural, olvidada y que debidamente actualizada sería un instrumento muy eficaz.

Me parece coherente afrontar el problema del reto demográfico a escala regional, con un enfoque global, pero con los matices propios de cada situación concreta. Evidentemente, la zona urbana tiene una casuística determinada, mientras que en la zona rural el problema se manifiesta de manera más virulenta y debemos actuar inmediatamente, pero sin perder la perspectiva holística del problema. En algunas áreas de la región se impone facilitar la llegada de nuevos pobladores, para lo que debemos tener en cuenta el triángulo del que hablamos antes, como única solución viable, y en otras, tratar de mantener lo que hay y buscar fórmulas para atraer a más gente, pero sin salirse de los tres vértices.

Aunque ya en 2021 el saldo migratorio ha sido favorable, concretamente estamos hablando de una cifra de 2.427 personas, esa parece la vía más rápida y eficaz para evitar el descenso poblacional. Mirar hacia la colonia asturiana en América y revitalizar el papel de los centros asturianos, revirtiendo su objetivo fundacional, puede ser una opción muy razonable, como ya se puede comprobar en el oriente de la región. Darse una vuelta con calma, leer y reflexionar en el Museo de la Emigración en Colombres puedo asegurar que resulta muy didáctico y clarificador.

Reducir todo a cifras o figuras geométricas parece frío y hasta despiadado, pero la realidad es la que hay y no es tiempo de maquillar datos, demasiado atronadores como para no ser escuchados. Es hora de darle forma, dotar de fondos a las propuestas y actuar, comenzando por una base legal que facilite el crecimiento del triángulo y dejarnos de mensajes crípticos bien enunciados e intencionados, pero poco eficaces.

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