L’aprecederu

Eutrapelia sobre l a decadencia

Xuan Xosé Sánchez Vicente

Xuan Xosé Sánchez Vicente

El discurso sobre nuestra decadencia se hace permanente, como la lluvia en semana de borrascas. No hace falta que explique las causas, basta con que especifique los discursos y los datos: la emigración, la disminución de habitantes, el envejecimiento, el despoblamiento del campo (por el que hacen todo lo posible los gobiernos asturiano y central)... ¡Qué les voy a decir!

Pero estos días, en medio de este panorama entristecedor, una noticia ha venido a alegrarme: en una sima de la sierra Sobia, en Teberga, se han encontrado restos humanos fechables en el siglo I después de Cristo. Por el sarro de los dientes de un individuo se ha podido constatar una última comida de escanda, peras y arándanos; por lo tanto, estiman los investigadores, debió morir (o ser asesinado) en el mes de octubre ("La postrer nuiche yá d’octubre yera" –escribe Marirreguera–). Y, por las mismas adherencias, debía de ser un consumidor habitual de sidra.

Me conmueve y emociona esa antigüedad identitaria-potatoria, y me trae aquel "Dicen que los de Asturies / nun tamos en el mapa, / pero bebiendo sidra / conoznos hasta el papa". Ahora bien, de inmediato me envuelven la tristeza y las señas de nuestra decadencia. Según una reciente información, los asturianos no somos ya lo que fuimos: "Los jóvenes asturianos beben menos que la media española". "¿Los infantes de Aragón, ¿qué se ficieron? / ¿Qué fue de aquel Principado / por su virtud potatoria / famoso en el mundo entero?".

Pero cuando me asalta la más negra de las depresiones es al ver que la Universidad asturiana llega a un acuerdo con dos instituciones mexicanas para constituir el campus "Mexastur". ¿Nadie se ha dado cuenta del ridículo del nombre? ¿Tan grande es la ignorancia sobre nuestra patria o tamaño el desprecio a su lengua y ciudadanos? ¿Ni un solo "justo" en nuestra Universidad de Oviedo?

Ahí sí que brilla nuestra decadencia.

Suscríbete para seguir leyendo