Los inicios de la investigación del Sudario de Oviedo

Contribución a la veneración de la reliquia el día de su exposición a los fieles

Ángel Jiménez Lacave

Ángel Jiménez Lacave

"¡El Sudario! Eso es cosa de los curas, que quieren hacernos creer que un trozo de tela que hay en la Cámara Santa cubrió la cabeza de Jesucristo...", oí comentar en una ocasión. Más recientemente, al hablar con un amigo, me dijo que cuando le hablan del Sudario, como un lienzo que cubrió la cara de Jesucristo, en lugar de afianzar sus creencias, le provoca más rechazo. Otros, con una perspectiva más racional, exclaman ¡cómo va a estar en Oviedo precisamente la reliquia más importante de la cristiandad! El propósito de esta artículo es contar cómo se inició la investigación, tanto forense como arqueológica, del lienzo conocido como "sudarium domini" (Sudario del Señor).

Los inicios de la investigación del Sudario de Oviedo

Los inicios de la investigación del Sudario de Oviedo / Ángel Jiménez Lacave

El primer paso en el estudio del Sudario tuvo lugar en Italia en el contexto de la investigación de la Sábana Santa, custodiada en la catedral de Turín. Uno de los interrogantes que se les planteaba a este grupo de investigación era correlacionar la Sábana Santa (Síndone) con lo que describe San Juan al entrar en el sepulcro: "vio lo lienzos caídos, y el sudario que había sido puesto en su cabeza, no caído, junto a los lienzos, sino aparte, todavía enrollado, en su sitio" (Evangelio de S. Juan 20,6-7). La pregunta que se hacían era ¿la Síndone que tenían en Turín corresponde a los lienzos?, y si así fuese ¿qué misión cumplía el denominado sudario?

Con este interrogante de fondo –estamos en los años 50 y 60 del siglo XX–, llegó a las manos de Giulio Ricci, uno de los investigadores de la Síndone, un documento donde aparecía el término: "sudarium domini... Oviedo". ¡ Quedó conmovido!, pues ante sus ojos aparecía, por primera vez, algo que podría dar respuesta a los interrogantes del grupo de Turín.

En 1965 Monseñor Ricci, así conocido en el argot eclesiástico, vino a Oviedo, y, tras entrevistarse con el Arzobispo y el cabildo obtuvo permiso para inspeccionar el Sudario. Tras examinarlo comprobó que, tanto por el tamaño de las manchas, como por su simetría y colorido (¿restos de sangre?), podría plantearse la posibilidad de que fuera auténtico. Por lo que recomendó realizar un estudio forense.

En 1981 Hidroeléctrica Española envió a uno de sus ingenieros, D. Guillermo Heras Moreno, a colaborar en las obras de la central térmica de Lada. Guillermo Heras, seguidor de las investigaciones de la Síndone, tras leer el libro de Mons. Ricci en el que se citaba el Sudario de Oviedo, sintió la inquietud de saber más sobre dicho objeto de culto. Impulsado por este interés se dirigió al arzobispo D. Gabino Díaz Merchán, y con su respaldo se puso en contacto con el Centro Español de Sindonología ( CES), sito en Valencia, entidad que en sus fines incluye el estudio y divulgación de la Síndone (Turín), del Santo Grial (Valencia) y del Sudario (Oviedo). Tras plantearse la conveniencia de estudiar el lienzo de Oviedo, el CES decidió crear un grupo de investigación: el EDICES (Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología) y nombrar director de dicho equipo a D. Guillermo Heras.

Siguiendo la recomendación de Mons. Ricci, los dirigentes del EDICES se pusieron en contacto con el profesor D. Delfín Villalaín, de la Escuela Criminalística y Biología Forense de Madrid, para llevar a cabo el estudio forense. Tras proponérselo comentó que había realizado muchos informes forenses, pero tener la oportunidad de hacer un peritaje forense de la muerte mas famosa del mundo era para él un gran honor. Además, por ser asturiano, había nacido en Luarca, lo hacía con sumo interés.

Los resultados de los estudios de Villalaín fueron presentados en octubre de 1993 en el Segundo Congreso Nacional de Paleopatología celebrado en Valencia, en el I y II congreso Internacional sobre el Sudario que tuvieron lugar en Oviedo, en el año 1994 y en el 2007, y en múltiples foros. Gracias a sus estudios se sabe la causa de muerte de la persona cuyo cadáver cubrió el sudario (asfixia por un edema de pulmón), heridas punzantes en la frente, la posición de la cabeza tras el "rigor mortis", etc. La descripción de estos hallazgos, aparte de las referencias antes mencionadas, puede verse en un artículo publicado en LA NUEVA ESPAÑA (LNE) el Viernes Santo del 2021 (2 de abril) con el título: Oviedo es al Sudario lo que Turín a la Sábana Santa. El profesor encargado de dar continuidad a los estudios del profesor Villalaín, ya fallecido, es D. Alfonso Sánchez Hermosilla jefe de sección de Clínica del Instituto de Medicina Legal de Murcia.

Otro investigador del EDICES que en el momento actual está teniendo una gran repercusión mediática es el profesor Juan Manuel Miñarro López (ver Internet) escultor e imaginero, profesor titular de la Universidad de Sevilla. Las exposiciones sobre su obra, un Cristo yacente de tamaño natural con las huellas de la Pasión, construida haciendo uso de sus amplios conocimientos de anatomía y de los datos sacados de su investigación sobre el Sudario de Oviedo y sobre la Síndone impresionan por su realismo. Miñarro ha sido el investigador encargado de estudiar las coincidencias entre ambos lienzos (Sudario y Síndone), concluyendo que el cadáver cubierto por ambos era el mismo (ver LNE del año 2021 antes señalada). Miñarro impartió una conferencia sobre sus estudios, el otoño pasado, en la sala de conferencias del Colegio de Abogados de Oviedo.

El mayor desafío, tanto para EDICES como para el Arzobispado y el cabildo de Oviedo, es garantizar la correcta conservación del Sudario, amenazada por la presencia de microorganismos que degradan el lino. Para Felipe Montero (ingeniero químico, Madrid), Jesús García Iglesias y Rodrigo Álvarez (profesores de Escuela de Minas), responsables del estudio del lienzo y de los elementos añadidos, la mejor manera de conservarlo es mantenerlo en un ambiente anóxico, con argón. Además de esta manera los fieles podrían venerar el Sudario en un lugar fijo.

En el momento actual se está en trámites para analizar con el método del carbono 14 (C14) una tela de los siglos I–V proporcionada por una egiptóloga. Por lo tanto, en este caso, se sabe la antigüedad de la tela y lo que se somete a prueba es al C14. Estos tres investigadores del EDICES plantean la tesis de que el C14 no "diagnostica" la antigüedad de la tela (en nuestro caso el lino –tejido del Sudario–) sino de lo que proporcionas al C14 para analizar (en nuestro caso el lino y otros materiales orgánicos que se han ido depositando en el lino con el tiempo). Si la datación de la tela que se va a someter al C14 (siglos I–V) diese como resultado fechas posteriores al siglo V, aportaría nuevas luces en la interpretación del C14 y podría explicar por qué en un análisis del Sudario con el C14 la datación lo situó en los siglos VII–IX.

En resumen, por todo lo expuesto en este artículo podemos decir que "lo del Sudario" no es cosa de los curas ni de actos de fe, sino que se basa en los datos empíricos resultantes de las investigaciones llevadas a cabo por profesionales altamente competentes del EDICES. En cuanto a la explicación del porqué Oviedo es la ciudad donde fue a parar el lienzo, puede verse de forma esquemática en la infografía que acompaña a este escrito. Esta información procede del libro titulado "La Historia del Sudario de Oviedo", escrito por el historiador Mark Gusein quien pertenece, también, al EDICES.

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