El móvil

El instrumento multiusos más común y utilizado del universo

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Pere Casan Clarà

Pere Casan Clarà

El mundo se divide en dos grandes grupos. Uno, el más numeroso, cuando teclea sobre el teléfono móvil, lo hace con los dos pulgares y con gran rapidez. El otro, en el que me encuentro, lo hace con el dedo índice y muy lentamente. Existe un escaso tercer grupo (para una población mundial de casi 8 mil millones de personas, se calculan 15 mil millones de dispositivos móviles, de los cuales 7 mil millones son de los denominados inteligentes), al que no me referiré ahora, que sencillamente no tiene móvil. El móvil, por llamarle de alguna manera, es el instrumento más común, más utilizado y con mayor número de funciones en todo el universo. Casi todo puede hacerse con este aparato que nació con forma de teléfono y para cubrir esta función y que es el mayor "multiusos" de todos los aparatos existentes.

Sentados en un restaurante, en un banco del parque o en el autobús; incluso caminando por la calle y cruzando por un paso cebra; en el cine, en el teatro o en un concierto, minutos antes de iniciar la función; en el Parlamento, en el salón del propio domicilio, antes, durante y después de desayunar, comer o cenar. En todas partes podemos ver la misma escena en la que el móvil es el protagonista. ¿Qué hacíamos cuando no existía este tipo de artilugio? ¿A qué dedicábamos el tiempo que ahora ocupa la mirada o el oído puestos en este instrumento? Párense un momento a observar su entorno y casi no verán a nadie que no tenga un móvil, ya sea hablando, leyendo o sencillamente en su mano. Y si no lo ven es que lo tienen en el bolsillo, pero todo el mundo posee un móvil, e incluso muchos tienen dos. Su aparición se remonta al último tercio del siglo pasado, gracias a los trabajos de los ingenieros estadounidenses de la empresa Motorola, Martin Cooper (1928- ) y John F. Mitchell (1928-2009). Desde el año 1973 y con tan solo 50 años, hemos pasado de una tecnología analógica (1G) a diversas modificaciones de módulos digitales (2G, 3G y 4G), con una última actualización que se denomina 5G y que aún no se ha implantado del todo.

Este dispositivo (denominado móvil o celular según el origen del español hablado) desarrolla numerosas funciones, además de la básica de conectarnos telefónicamente. Se trata de un magnífico reloj y de un extraordinario "marcapasos" o cuentakilómetros, nos transmite las últimas noticias mundiales, podemos escuchar música a la carta o contemplar la TV, es un buscador y localizador de primera, nos permite realizar pagos y transacciones bancarias, posee una magnífica linterna, dispone de una calculadora de última generación, hace posible reservar mesa en cualquier restaurante, comprar entradas para un espectáculo, leer la edición más antigua del "Quijote" o la más nueva del último premio literario, sin olvidar que podemos realizar fotografías instantáneas o vídeos capaces de ganar un Oscar. Es una prolongación de nuestro cerebro y nuestras manos a lo largo y ancho de todo el mundo que, gracias a este pequeño instrumento, se ha hecho cada día más pequeño y más conectado. Y no hemos llegado aún a la aplicación práctica de la inteligencia artificial…

Todos nuestros movimientos e incluso casi nuestros pensamientos pueden ser rastreados y aparecen en la pantalla de nuestro teléfono móvil. Basta con que me interese por un objeto, un lugar, un libro o una composición musical para que a los pocos minutos reciba un aviso de dónde y cómo puedo conseguirlos. La tarjeta denominada SIM (Subscriber Identity Module) permite identificar al poseedor del equipo y rastrear sus movimientos, lo que puede tener repercusiones legales o informativas insólitas (lugares visitados). Durante la pandemia, el teléfono móvil permitió, en algunos países, controlar el confinamiento y realizar operaciones de vigilancia. Lo que puede tener de positivo en algunos casos, puede convertirse en peligroso para localizar personas y actuar sobre ellas. También, el desarrollo de programas informáticos de vigilancia puede lograr información confidencial a partir de infiltrarse en el teléfono móvil.

Un aspecto controvertido de estos aparatos es su potencial efecto sobre la salud humana. Los equipos utilizan radiación electromagnética en el rango de las microondas (las ondas de radio y las microondas se mueven en el extremo inferior de la banda [300/3000 MHz] y los rayos gamma y los rayos X en el superior [300/3000GHz]). La información disponible hasta la actualidad (Instituto Nacional del Cáncer en USA) es que su uso no se relaciona con la aparición de tumores y que la mayor fuente de problemas consiste en utilizarlos mientras se desarrollan otras actividades que merecen toda nuestra atención (conducir).

Nada mejor para relacionar el móvil con la música, que recurrir a una composición única de alguien que, por su sordera, no pudo oírla. Me refiero a la Sinfonía núm. 9 en "Re menor", Op. 125 "Coral" de Ludwig van Beethoven (1770-1827). Existen numerosas versiones donde elegir. Desde la más clásica, del minucioso Herbert von Karajan (1908-1989), grabada con la Filarmónica de Berlín en la Nochevieja de 1977; la más histórica y pasional, dirigida por Leonard Bernstein (1918-1990), con una orquesta formada por músicos de ambas Alemanias e interpretada en Berlín al poco de la caída del Muro en 1989; la más romántica, dirigida por Daniel Barenboim (1942- ) en el año 2006, con su Orquesta West-Eastern Divan (compuesta por músicos palestinos, árabes e israelitas) o la más melódica, dirigida por Riccardo Muti (1941- ), con la Orquesta Sinfónica de Chicago en el año 2015. Pero todo evoluciona y les propongo una versión más actual, la que dirige el joven colombiano formado en Viena, Andrés Orozco-Estrada (1977- ), con la Orquesta de la Radio de Frankfurt. Sentimiento, rigor, fuerza y esplendor máximos. Los que requieren nuestro móvil que nos permitirá apreciarla, sea cual sea el lugar donde nos encontremos. https://youtu.be/gT91esZK90I.

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