El Occidente independentista

Francisco García

Francisco García

La inaudita proliferación de candidaturas independientes en el Occidente asturiano de cara a los comicios municipales de finales del mayo certifica el fracaso de la política tradicional en una comarca que culpa del paulatino vaciamiento a la desatención de los poderes públicos. En el ala oeste asturiano, los cada vez más escasos habitantes han llegado al hartazgo de la engañosa sinceridad que consiste en contar siempre la misma mentira. Y hasta aquí ha llegado su proverbial paciencia y su aguante.

Habrá listas sin filiación política definida en Grandas de Salime, Boal, Allande, Illano y Castropol. Y si bien en algunos casos su conformación procede del despecho de alcaldes que han sido ninguneados por sus siglas, en otros esos carteles surgen del disgusto y del hastío y coinciden en el “basta ya”. Llevan años en esos concejos y en otros limítrofes escuchando promesas incumplidas que los que mandan repiten como un mantra cuando se aproxima la hora implacable de las urnas. Sepan las buenas gentes del mundo rural que las formaciones políticas se han convertido en partidos algoritmo que sólo buscan captar apoyos apelando a las emociones, y que volverán a intentar embaucarles durante las próximas semanas con rebuscada palabrería. Que tratarán de echar mano del tradicional clientelismo para garantizarse un puñado de votos y que completarán sus listas con paracaidistas que no saben dónde queda el castro de San Chuis o A Llastra da Fiadoira.

Algunos, en su ceguera, creerán ver en esos candidatos independientes un gris ejército esquelético, pero deberían captar un mensaje que apunta a rebelión. No están en Castropol para juegos florales, ni para dejar que les den con el mazo en Grandas, ni a esperar manás en Allande a la sombra el tejo de Santa Coloma.

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