El PSOE y la procesionaria del pino

Francisco García

Francisco García

Nadie acierta a discernir en qué momento puntual el PSOE se convirtió en una organización basada en el culto a la personalidad, en la sacralización de un líder supremo, en la expresión máxima de la cofradía del amén. Lo cierto es que ocurrió lo que nunca antes durante el mandato de Pedro Sánchez, que trasladó a Moncloa la sede de Ferraz y decidió convertir un partido político centenario en un sultanato a su exclusiva y mayor gloria.

Tal ciega inclinación ha convertido a la veterana formación, cuyo concurso ha sido esencial para el progreso del país desde el advenimiento de la democracia, en un remedo político de la procesionaria del pino, de tal manera que el colectivo adscrito a las siglas sigue en hilera, ciega e irrompible, al ejemplar que encabeza la fila. Y uno no acierta a discernir si se trata de una procesión de tontos de capirote o que a los gregarios les resulta cómoda y rentable participar en esa carrera.

Lo acabamos de ver en la rectificación de las listas de algunas federaciones socialistas, curiosamente aquellas que han manifestado discrepancias con la ortodoxia del plenipotenciario, como han hecho con cierta asiduidad los barones de Aragón y Castilla-La Mancha, cuya disidencia, aún no siendo mayúscula, acaba de castigarse.

Lo vemos también en la forma “digital” en que Sánchez ha ido colocando a sus ministros y ministras en lugares relevantes de las candidaturas para generales, no vaya a ser que se queden a dos velas cuando llegue la barrida de julio. Hasta Barbón ha optado por el dedazo para colocar de cabeza de lista a Adriana Lastra, sin someter su elección al escrutinio de la militancia. Lecciones doy y para mí no tengo. Habrase visto semejante desfachatez.

La oruga madre conduce al rebaño al abismo, aunque podría aventurarse que a un centímetro del precipicio gire, se salve y haga caer al resto. ¿Cómo no va a provocar semejante actitud general alergia y urticaria? Sorprende que la quemazón no provoque revuelo en la militancia. Debe ser que sarna con gusto no pica. Este tipo cada vez se parece más a Idi Amín, que se hacía llamar “señor de todas las bestias de la tierra, de los peces del mar y conquistador del Imperio británico”.

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