Hojas de oro, vida contra la sequía

Fernando Granda

Fernando Granda

El tono ocre o marrón del otoño inspira una sensación de melancolía que puede desembocar en tristeza, en la evocación de la nostalgia, en un bajón sentimental. Del sol veraniego, la luz brillante en el cielo, el verdor de los árboles, pasamos a un sol más bajo, menor duración en horas de su brillo y el aparente apagado de los árboles, con hojas oro o marrones que se caen de muchos de ellos. Y la caída de esas hojas suele contagiarnos el sentido de final de ciclo. Calles, parques, jardines, caminos llenos de láminas vegetales, esas escamas desprendidas de las ramas que han tornado del verde al oro o al marrón son una señal de final. Sin embargo son un tesoro de la Naturaleza que el hombre rechaza, esconde o destruye. Y algunos municipios tratan de aprovechar por su riqueza y su función en la cadena trófica. Se analiza esta situación en la Conferencia de las Partes (COP15) del Convenio sobre Diversidad Biológica, que estudia en Canadá el desafío de sacar adelante un marco de actuación de aquí a 2030 para detener este desastre del calentamiento global.

En algunos países ya hay propuestas en marcha. Así, el municipio de Eindhoven, en el Brabante septentrional neerlandés, intenta concienciar a sus ciudadanos para que mantengan las hojas caídas en los jardines, sobre el verdor de los parques. Ha pedido a sus contribuyentes que, aunque retiren las hojas caídas en los pasos de personas, dejen en las zonas verdes el tesoro de las hojas. Y alienta a los servicios municipales a no utilizar rastrillos y sopladoras para que las hojas hagan otra de sus funciones, proteger el suelo, hidratarlo, revitalizarlo tras los meses secos del verano. Dejar que las hojas se descompongan, reduzcan las malas hierbas, potencien la biodiversidad, ayuden a la supervivencia de los muchos invertebrados que pululan por prados y arenas al mantener una humedad que beneficia al suelo.

"Durante mucho tiempo, la gente estaba convencida de que siempre había que cortar el césped, recoger las hojas y que todo debía verse ordenado", manifestó un portavoz municipal, "pero en los parques, deberíamos dejar las hojas reposar", ya que esto tiene muchos beneficios ambientales: "Dejas que los procesos naturales sigan su curso y ves que hay ventajas no solo en las áreas de ecología y biodiversidad, sino también con menos malezas y menos necesidad de agua en el verano. Cuando llueve, hay menos escurrimiento a los desagües: genera todo un proceso de mejoras", según dijo al diario el munícipe holandés al diario "The Guardian".

"Sin naturaleza, no tenemos nada", afirmaba António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, al inaugurar la Conferencia que se celebra en Montreal. Una cumbre que abordará medidas importantes contra la deforestación y la desertificación y que ya ha constatado que no se han cumplido acuerdos de anteriores reuniones similares. Por esa razón, algunas fuentes ecologistas recomiendan pequeñas iniciativas para ir recuperando el deterioro natural de algunos territorios, tanto terrestres –caso de bosques y jardines– como marinos –caso de la meiofauna marina, esos animales muy pequeños que viven entre los granos de arena y el fondo marino– y destacan esas pequeñas medidas. La importancia del manto de hojas secas para la vida esos animales "permite que se complete el ciclo ecológico, reteniendo el agua y enriqueciendo el suelo tras su descomposición", señala Teresa Vicetto, editora de los veteranos cuadernos "El Cárabo" (elcarabo.com). Añade Vicetto que ello conlleva además un ahorro de agua, un bien escaso, y el cobijo para la fauna de todo tipo de larvas, insectos, lombrices, caracoles, hongos. Hojas "muertas" que dan vida.

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