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Escándalo pop

Madonna ha hecho carrera de la provocación, sin rebasar los límites de lo mainstream

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

La reina madre del pop anda de gira, celebrándose a sí misma con acierto y éxito. Eso es lo que cuentan los críticos musicales y el público, aunque este asista a los conciertos con buena disposición y, en consecuencia, se le entregue pronto.

Habrá mucho ignorante que se mofe de Madonna, afeándole los años como no lo hacen con carcamales de más edad y menos lustre que ella, pero, en el escenario, en el negocio y en la vida, a estas alturas, cualquier cosa que pueda ocurrírsele a alguien la ha hecho ella mucho antes, con más atrevimiento y más talento. Y poquísimas excepciones habrá de esa afirmación.

¿Se le ha ocurrido escandalizar al público más modosito revolcándose por el escenario y simulando un orgasmo? Ella lo hizo en la MTV en 1984 con "Like a virgin". ¿No sabe cómo llamar la atención y está dispuesto a jugarse su puesto en el paraíso cantando unos versos blasfemos? También se le ha adelantado, en 1989 el Papa la excomulgó por entonar el "Like a prayer" y años más tarde, ni corta ni perezosa, al paso del Confessions Tour por Roma hizo una aparición en escena prendida a una cruz. ¿Pornografía, bondage, sadismo y masoquismo? Hace más de 30 años que ella ha incorporado esa estética –véase su álbum "Erótica" y los vídeos e imágenes promocionales que lo acompañaron–. ¿Les robará a las drags su forma de bailar y la convertirá en una coreografía de moda? Ya lo hizo, en "Vogue", a principios de los 90. Pero si es que, en una época de rapto místico, hasta le dedicó un disco a la Cábala, "Ray of light", antes del cambio de milenio, y se quedó tan ancha.

Escándalo pop

Escándalo pop / Archivo

Y todo ello servido para consumo masivo, con músicas pegadizas y letras facilonas.

Vale que otras artistas, cantantes y bailarinas, se habrán llevado alguna reprimenda antes que ella por haber sobrepasado las convenciones, pero desde luego lo hicieron con muchísima menos repercusión que Madonna, que podrá no tener una voz de oro ni unas condiciones físicas excepcionales, pero que ha demostrado ser insuperable creando un personaje y sacándole partido de todas las formas posibles. Se ha inventado y reinventado, varias veces, es de suponer que también ahora, y ha convertido la marginalidad en un espectáculo de masas, incorporándolo a un universo pop en el que lo ofensivo siempre se mantiene dentro de los límites del circuito mainstream.

Así que ríanse, ríanse de sus años, de sus achaques y sus cirugías, de sus novios ridículamente jóvenes. Ríanse, ella se rio antes.

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