El Señor Rector y Carlos López-Otín

La actitud de los dirigentes de la Universidad de Oviedo respecto al mejor investigador de su historia

El Señor Rector y Carlos López-Otín

El Señor Rector y Carlos López-Otín

José Luis Caso Machicado

José Luis Caso Machicado

El bioquímico Carlos López-Otín se jubila hoy en la Universidad de Oviedo tras una brillante trayectoria. Durante las últimas semanas, cientos de profesionales de distintas ramas han mostrado su apoyo al investigador ante el "acoso" que sufrió en la institución académica asturiana.

En la edición de este diario del día 2 de diciembre de 2023, página 27, se publica un artículo en el que se recogen unas declaraciones del señor Rector Don Ignacio Villaverde sobre la jubilación del mejor científico que ha tenido la Universidad de Oviedo en toda su historia, el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular Carlos López–Otín. Y créanme, esta afirmación mía no es gratuita, sino bien fundada, porque algo sé del asunto al ser profesor titular (jubilado) del área de Microbiología e hijo del catedrático de Literatura Española y Rector entre 1973 y 1976, José Miguel Caso González, por lo que (modestamente) creo conocer bastante bien nuestra Universidad, en la que pasé cinco años de estudios más 38 de vida profesional. López–Otín ha sufrido desde 2017 una tremenda campaña de acoso y derribo en lo profesional y en lo personal que le ha llevado al autoexilio en un laboratorio de París y a una gravísima depresión que estuvo a punto de acabar muy mal, según sus propias palabras.

En el artículo no se aprecia el tono y las maneras del señor Rector, como es lógico, pero en los medios audiovisuales, sí. Y hay que decir que ha usado un tono desabrido y claramente airado, muy propio de quien está nervioso porque ve que la situación ha llegado demasiado lejos y se le escapa de las manos.

Entre otras cosas, el señor Rector presume de haber sido "el único que ha abierto expedientes disciplinarios a dos profesores (denunciados por López–Otín) que fueron sancionados" (todos los entrecomillados de este texto son palabras textuales del Rector, excepto los paréntesis, que son míos). En esto tiene razón el señor Rector, pero se le olvida decir que, en ambos casos, las sanciones fueron insultantemente leves y, además, por asuntos colaterales al expediente. Y también se le olvida que la Comisión de Disciplina de la Universidad nunca entró en el meollo de la cuestión, o sea, no llegó a determinar quiénes eran los verdaderos culpables de la campaña anti–Otín y mucho menos a castigarlos como se merecían, por lo que el científico quedó muy decepcionado, con toda la razón.

Dice también el señor Rector que las casi 4.000 firmas recogidas en tan solo tres días en favor de un resarcimiento y reconocimiento a Otín por parte de la Universidad son de personas que han firmado por "ignorancia" de lo que la Universidad ha hecho por él. Ciertamente, la mayoría de los firmantes ignoramos las gestiones internas que haya podido hacer el señor Villaverde y su equipo en favor de Otín, pero lo que ha trascendido al público es lo que expliqué en el párrafo anterior: una nimiedad totalmente ridícula e insuficiente para reparar el enorme daño que se le ha hecho, tanto profesional- como personalmente. Y, ahora, su jubilación, que estoy seguro de que en condiciones normales no se habría producido. Igualmente dice que no tiene claro "si lo que se busca es un homenaje (a Otín, claro) o atacar a la Universidad y a este equipo rectoral". Pues mire, señor Rector, yo le sacaré de la duda: lo que buscábamos inicialmente los firmantes era lo primero, sin ánimo de atacarle a usted y a su equipo, pero después de sus declaraciones, tan reconfortantes (entiéndase la ironía) para Otín y los miles de personas a quienes usted llama ignorantes, a lo mejor lo que buscamos ahora son ambas cosas.

Por último, el señor Rector dice también que Otín se va de nuestra Universidad "porque quiere" y que "nadie le ha echado por la puerta de atrás". Y por ahí sí que no paso, señor Rector, que somos todos mayorcitos y ya no comulgamos con ruedas de molino. Usted sabe tan bien como yo que Carlos quiere infinitamente (o más bien quiso) a Asturias y a su Universidad, donde ha hecho prácticamente toda su carrera científica, pero se va porque no aguanta más. No aguanta más la envidia e inquina de pseudo-compañeros mucho más mediocres que él, y tampoco aguanta la inoperancia o la cobardía de la Comisión de Disciplina, ni esos supuestos (pero inútiles) apoyos que le han brindado usted y su equipo rectoral. Así que, señor Rector, no se va "porque quiere" y sí porque lo echan. Indirectamente, claro, pero lo echan. Entre otros, usted mismo. Allá usted con su conciencia, la mía queda muy tranquila con este texto, aunque lamentando mucho no poder hacer nada más por mi querido y admiradísimo Carlos López–Otín que escribir estas palabras, a sabiendas de que serán del todo inútiles.

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