El Sespa no puede hacerlo todo

¿Dónde tiro el test de la Covid-19 o la gripe?

¿Dónde tiro el test de la Covid-19 o la gripe? / FREEPIK

Enrique González Fernández

Enrique González Fernández

Como un recordatorio, ayer aparecieron en el cajón las entradas para la frustrada fiesta de Nochevieja, impolutas, víctimas de los virus invernales, los de siempre, pese a la alarma que se transmite cada vez que uno se conecta con un informativo o consulta los periódicos digitales. Sin embargo, la demanda que estos días tienen los centros de salud y hospitales de todo el país es la misma que era habitual hasta la pandemia. Y, desde el punto de vista epidemiológico, es una buena noticia porque indica que hemos recuperado la normalidad en la circulación de virus estacionales, al contrario que los tres años anteriores en los que fueron desplazados por el covid-19.

Es lógico que, en lugares como Asturias, con un importante porcentaje de población de edad avanzada, el efecto de los virus invernales sea mayor que en comunidades del Sur, por latitud y por perfil demográfico. También es entendible, aunque no sea lo deseable, que en una sociedad que ha convertido la atención sanitaria en un bien de consumo, un organismo como el Servicio de Salud reciba estos días la demanda de miles de personas afectadas por cualquiera de los virus respiratorios de cada invierno. Nos hemos olvidado de algo tan sencillo como que la evolución natural de estos virus hace que en pocos días recuperemos la normalidad en nuestro estado de salud con solo aplicar medidas básicas, como el paracetamol o similares, además de mantener una buena hidratación y la ventilación de los espacios cerrados. Acudir al servicio de salud sin una situación clínica que lo justifique, como sería fiebre alta mantenida, dificultad o dolor al respirar o un malestar general importante, lo único que genera es incomodidad y dificultad para que los enfermos realmente afectados puedan disponer de la atención correcta en el menor tiempo posible.

El Servicio de Salud asturiano tiene las mismas dificultades que los del resto de las comunidades autónomas por la ausencia de un número suficiente de profesionales, pero tiene una de las mayores capacidades asistenciales instaladas de todo el país, como ha demostrado en no pocas ocasiones. Tal vez le falte agilidad y flexibilidad para adaptarse a las situaciones de crisis, aunque sean estacionales, como la actual. Pero también nos falta sensatez como sociedad, no solo por pretender que nos resuelva el virus invernal, ese que antes nos curábamos en casa, sino también porque pretendemos que en pleno pico invernal siga realizando la actividad habitual, cuando en este momento la prioridad es dar salida a los procesos agudos de estas pocas semanas.

Por lo tanto, conviene hacer lo que siempre hacíamos, quedarnos en casa con las medidas de toda la vida, si salimos, hacerlo con mascarilla, y dejar el servicio de salud para los casos en los que nuestra salud está realmente afectada. En tres semanas estaremos hablando de otras cosas, como, por ejemplo, del Carnaval.

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