Melania Álvarez, una pérdida para Derechos Sociales

La capacidad de trabajo y el compromiso de una consejera a la que le hierve la sangre con las injusticias

Raquel López Murias

Llegué al gabinete de prensa de Melania Álvarez en un mes de agosto de 2019 y alguien le había dicho a aquel torbellino de mujer que se colocara bien la chaqueta para la foto oficial de inicio de legislatura. Error, Melania no necesita que nadie le diga cómo se tiene que colocar la chaqueta, lo sabe ella más que de sobra, al igual que sabe arremangarse. Y se arremanga.

Me avisaron de dos cosas sobre ella; una, que era un polvorín y dos, que era buena gente. Ciertas las dos, pero añado una importantísima: la persona con más capacidad de trabajo y compromiso social que he conocido en mi vida.

Hace tiempo que no hablo con ella porque no todo el mundo es como Melania y mi salida del gabinete me costó mucha salud, pero me alegré de que repitiese como consejera de Derechos Sociales y la felicité. Es justo agradecer el compromiso a gente como ella y su total dedicación (jamás entendió de horarios) por mejorar la vida de quienes más lo necesitan. La candasina de pendientes grandes "fura" por una pared. La injusticia le revienta. Y eso para ella es una forma de ser, un compromiso, y si no puede, le hierve la sangre. La he visto muy "jodida" (ella me permitiría la expresión) por buscar mil formas para recortar las listas de espera en discapacidad pero, ¡ay amigo!, con la burocracia hemos topado.

Puso a andar a mucha gente, a muchísima, y bajó los humos a otros que, acomodados en centros sociales "hight society", se creían con más derechos que el resto. "Esta consejera no trabaja bajo amenaza", decía, y así era, porque ella era accesible y si alguien se manifestaba con un megáfono delante de su despacho no había dios que consiguiese pararla. Yo siempre aplaudí que diese la cara en todas las ocasiones... como nuestro himno. Al igual que agradecí, como ciudadana, su gesto en su primera intervención parlamentaria pidiendo perdón por las listas de espera en dependencia, y que además redujo a mínimos. Mi abuela también estaba en esa lista.

No tengo ni idea de cuál es el motivo que lleva a Barbón a designar a Melania como senadora, pero es un error perder su gestión como consejera de Derechos Sociales porque nadie lo haría ni lo hizo mejor que ella. Y si se trata de que hay un examen o evaluación continua, discúlpeme, Presidente, pero Álvarez ha demostrado, y mucho, que su gestión es impecable. La pandemia en Asturias la dirigió esta señora con mano militar, cabeza fría, arrojo y sin dejar absolutamente a nadie atrás. Quizás no hay muchas Melanias y quizás, como decía Delibes, "la sombra del ciprés es alargada". Hay gente que vive para la política y otra que se desvive aunque no siempre sea lo políticamente correcto. Jefa, hace mucho que no te lo digo, pero hoy te lo repito: ojalá fueses presidenta de Asturias. Que nadie te repita que te quites los pendientes.

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