Opinión | Para cambiar

La economía va, pero…

La preocupante crisis política nacional

La actual coyuntura económica, no es que tenga una marcha brillante, pero no se puede negar que evoluciona razonablemente bien. Es una realidad que se sigue creando riqueza, pues el crecimiento del PIB, tanto el año pasado como en el primer trimestre de 2024, han sido de los mas altos de Europa y las previsiones de los analistas para el resto del ejercicio son también positivas.

El déficit público sigue bajando –incluso ha sido inferior a la cifra comprometida con Bruselas–, al igual que la deuda pública, que disminuyó al 107 % del PIB cuando estaba al 113 en el año 2022. Este porcentaje de endeudamiento, se ve que no preocupa a los mercados tal como refleja la prima de riesgo que esta en 83, bastante mejor que la mayoría de las grandes economías europeas (Italia 140). Por otra parte, el volumen de la recaudación impositiva continúa creciendo y batiendo récords. El empleo, en los dos últimos años, ha tenido un aumento histórico alcanzando un volumen de 21 millones de trabajadores afiliados a la seguridad social.

Bien es verdad, y hay que decirlo, que siguen persistiendo debilidades importantes en nuestro cuadro macroeconómico como son, el estancamiento de la renta per cápita que sigue alejada de la media europea debido a la baja productividad y, otra asignatura pendiente muy importante, es que el paro sigue muy alto y alejado de las tasas europeas, aunque, como he dicho, el empleo crece. Tampoco es un asunto baladí el estancamiento de la inversión en este último ejercicio, probablemente consecuencia de la inestabilidad política e inseguridad jurídica.

Por lo tanto, el panorama económico, que básicamente esta construido por el protagonismo de la iniciativa privada de empresarios y trabajadores –a pesar de las debilidades estructurales que he mencionado– no es tan malo como algunos vaticinaban y lo quieren pintar.

Sin embargo, por otra parte, la situación política de nuestro país, si que es preocupante pues es la peor y mas crispada de nuestra democracia. En estos extraños tiempos, nos han tocado unos políticos mediocres –ellos mismos se autocalifican– que únicamente pretenden el poder, no para servir a los ciudadanos, que es la esencia de la libertad, sino para alcanzar y satisfacer sus ambiciones personales y de partido.

Todos ellos, tanto los del PP como los del PSOE, Vox, Sumar, partidos nacionalistas etc., para conseguir sus deplorables objetivos, no tienen reparo en mentir recurrentemente. Unos pactan con partidos independentistas minoritarios, a pesar de que quieren romper la nación, concediéndoles todo lo que exigen con objeto de mantenerse gobernando, y todos ellos niegan sus continuas y vergonzosas corrupciones. Tampoco ocultan sus ambiciones de manipular a los jueces y a los medios de comunicación y utilizan las comisiones de investigación del Congreso y del Senado, como armas y herramientas, no para aclarar y arrojar luz sobre los desmanes que cometen (se crearon en la Constitución, como instrumento parlamentario para arrojar luz sobre los asuntos públicos), sino para demonizar y destruir al contrario con la intención de ganar algunos votos para seguir en la mamandurria o acometer el asalto a la gobernanza. Los ejemplos del todo vale, para seguir aferrados al mando, los tenemos estos días en las campañas del País Vasco y Cataluña en la que los discursos de los candidatos son mas parecidos a los de los tiempos de la guerra civil que a una limpia contienda política del siglo actual.

Entonces, la moraleja parece fácil: «aquello que depende de los ciudadanos –como factores y elementos básicos y fundamentales de la actividad económica– va bien. Pero, por otro lado, los mediocres políticos actuales están ahí para, con sus ambiciones y guerra sucia, ensombrecer y fastidiar la buena marcha».

Menos mal que tenemos y gozamos del paraguas de Europa, que si no fuera así, la actual confrontación política y judicial me temo que podría terminar en violencia y acabaríamos siendo, después de tantos esfuerzos, un país peligroso para todos los que luchamos por prosperar y conseguir un futuro mejor.

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