Opinión

Difícil papeleta, en todo caso

Sin contar emociones –que siempre cuentan, pero con difícil liquidez– el saldo para Pedro Sánchez de la jornada de ayer es la soldadura sin fisuras visibles de un partido que tras la desastrosa jornada electoral de hace hoy 11 meses, con enorme mortandad política en autonomías y municipios, arrastraba muchas cuentas pendientes: aunque el gesto era de unidad, la procesión iba por dentro. Pero hay otro resultado relevante, la consagración como alternativa sanchista a Sánchez de María Jesús Montero, con un discurso sólido, intenso y muy efectivo. Desdramatizado cualquier escenario –cohesión de partido asegurada, garantizada en su caso la salida por la puerta grande e incluso una sucesión a la altura debida– pasan a primer plano dos factores: la dificultad de explicar una dimisión (mucho más que un inusual receso) y el coraje de que el antisanchismo no se salga con la suya.

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