Opinión | Literatura

El neoyorquismo mágico de Paul Auster

La fama del escritor se cimentó sobre una majestuosa personalidad, con la ventaja a la hora del análisis de habitar una ciudad-mundo

Paul Auster.

Paul Auster. / AP

Paul Auster es el autor de Nueva York, megalópolis fallecida el 11S de 2001 y acompañada ahora por la muerte de su creador. La narración fue el sexto sentido del escritor, por eso le sobrevive. Su fama se cimentó sobre una majestuosa personalidad, con la ventaja a la hora del análisis de habitar una ciudad-mundo. La fijación neoyorquina le valió el menosprecio provinciano de Estados Unidos, su gloria residía en Europa.

El escritor que fue una geografía ni siquiera había nacido en su ciudad matriz. Practicó el neoyorquismo mágico, porque solo la imaginación desbocada que hoy llaman postmodernidad soporta y hace soportable la realidad de la mayor congregación urbana de talento estéril de la historia.

Auster mantuvo una sintonía preferente con las lectoras, y en aras de la corrección woke se omitirá aquí cualquier insinuación de que esa conexión se reforzaba por su fina estampa de Quijote de Armani. Quienes necesitan ver para creer, y a riesgo de irritar a los académicos, coinciden en que su obra maestra fue el guion de Smoke, un homenaje Off Manhattan al distrito de Brooklyn con la participación de Harvey Keitel y Tom Waits, figuras hermanadas al escritor. Además, solo exige dos horas del espectador, antes de que regrese a sus redes sociales.

Al igual que Salman Rushdie con su minucioso Cuchillo, también Auster encaró la muerte como una prolongación de su obra, con Baumgartner de tembloroso testamento. A partir de hoy, el autor de 4,3,2,1 engrosa la abultada nómina de los novelistas de mérito que nunca obtuvieron el Nobel. Mientras se oscurecen los edificios ya en sí grises de Nueva York, que sacudió para obtener sus frutos inagotables, le suceden los escritores formados en los cursos universitarios de Creative Writing, donde se presupone que la creatividad se inyecta al igual que la creatina y surte efectos paralelos en los músculos cerebrales. Y como remataría el occidental Saul Bellow para general escándalo, ¿dónde está el Paul Auster de Hong Kong?