Opinión | Editorial

Europa, lo menos presente y lo más importante

Si España y Asturias quieren pintar algo en el mundo no pueden prescindir de la UE, pero esta exige para afianzarse como identidad compartida potenciar su utilidad y sus virtudes  

Editorial: Europa, lo menos presente y lo más importante.

Editorial: Europa, lo menos presente y lo más importante.

Una Europa amenazada se la juega, con una economía renqueando y el mundo revuelto. La próxima legislatura será la de la industria, la competitividad, la defensa y la revolución digital. Los cuatro frentes incumben de manera especial a Asturias. Cuando la UE y el europeísmo son más necesarios que nunca, desaparecen del debate. Mítines sin pena ni gloria se convirtieron en plataformas para colar, muchas veces desde las vísceras, mensajes domésticos con los que reactivar a la propia militancia. Cada posición la determina el electoralismo en un estado de perpetua campaña.

La Comisión acaba de prorrogar las medidas para defender el acero europeo de las importaciones a bajo coste. La iniciativa beneficia a las plantas de Gijón y Avilés. Una sentencia del Tribunal de Justicia Europeo respalda a 20.000 interinos del Principado en sus demandas para ocupar un puesto fijo. Las autoridades comunitarias se avienen a desburocratizar las ayudas al campo y a rebajar la protección del lobo. Y, en fin, un dictamen de la UE ha puesto en cuestión la prórroga del peaje del Huerna, lo que podría liberar la autopista y acabar con un agravio a los conductores de la región.

Son todas noticias del último mes publicadas por LA NUEVA ESPAÑA. Reflejan lo mucho que las decisiones de los organismos de gobierno radicados en Bruselas influyen en los ámbitos cotidianos de los asturianos. Nada de lo que ocurra en Europa puede resultarnos ajeno y gran parte de la prosperidad conseguida en las últimas décadas en el país, y en la región, habría sido imposible sin la aportación solidaria de los integrantes de esta entidad geopolítica. Detrás del aumento de renta, del auge de las infraestructuras, de la reestructuración de sectores clave o de la inyección de fondos que mantuvo la sociedad a flote en la pandemia están los fondos comunitarios.

Unos 450 millones de ciudadanos culminan hoy la elección del Parlamento llamado a ratificar esas políticas. No estamos ante una responsabilidad menor, aunque el enrarecido y polarizado panorama interno lleva a leer el escrutinio en otra clave. Son las sextas votaciones en un año y cada una acabó convertida en plebiscito. El populismo para todo y la estrategia de la confrontación convierten en estéril e improductivo el discurso público. Una equivocada percepción de lejanía respecto a las instituciones europeas fomenta el escepticismo. A veces también reacciones críticas traducidas en el respaldo a candidatos extravagantes, como si la Eurocámara fuese una frívola fiesta a la que acudir para dar la nota.

Los planes conjuntos de los 27 cada vez condicionan más el devenir de los europeos. Gran parte del futuro de Asturias, en proyectos estratégicos empresariales o verdes, pasará también por lo que a partir de hoy decidan los eurodiputados. Siendo eso lo más importante, ha permanecido ausente, con los políticos pendientes de atizar otra caldera.

El Principado se mantiene como una comunidad intermedia en desarrollo, según los informes de cohesión. Gana a zonas del Este de incorporación reciente, pero le cuesta seguir el ritmo de las locomotoras occidentales. Lo peor es que da síntomas de estancamiento. No recorta distancia en PIB per cápita con las áreas ricas, la innovación no despega y permanece anclada en la cola del empleo, con datos dramáticos en el caso de los jóvenes. Sanidad, educación y medio ambiente contrapesan la balanza. Asturias alcanza lo alto del podio europeo en acceso a un centro de salud, en cercanía a una escuela y en blindaje frente al cambio climático.

Las buenas condiciones de partida para consolidar el Principado como lugar atractivo en el que emprender e instalarse quedarán diluidas sin aliviar el peso de los lastres que desincentivan la actividad. Esos que impiden reducir la brecha con las comunidades prósperas. Lo que vaya a suceder depende de la ambición de los asturianos. La UE, sofisticado instrumento, brinda herramientas en las que apoyarse. La cooperación no solo consiste en cazar fondos, sino también en compartir valores y principios. No existe vacuna más eficaz contra el nacionalismo que el sentimiento europeo, ni un espacio para la moderación como la UE, a pesar del redoble de los cantos del extremismo. Si España y Asturias quieren pintar algo en el mundo no pueden prescindir de Europa. Pero Europa todavía exige para afianzarse como identidad compartida potenciar su utilidad y sus virtudes. Día a día. Voto a voto.