Llanes / Ribadesella /

Cangas de Onís,

E. G. CEA / P. MARTÍNEZ /

A. SÁNCHEZ R.

Reservas a última hora, menos gasto por turista y reducción de la duración media de las estancias son las características comunes a un mal verano en el sector turístico, uno de los pilares de la economía de la comarca oriental. Y pudo ser peor, porque el sector confiesa que el mes de julio fue «terrible», con una pérdida de visitantes cifrada en un 20 por ciento, y únicamente el inusual buen tiempo que se inició en agosto y que continúa todavía en Asturias permitió salvar algo los muebles.

La asociación de empresarios turísticos de Llanes y Ribadedeva, (FOMTUR) apunta a un descenso de las ocupaciones en el concejo de Llanes de entre un veinte y un treinta por ciento en el mes de julio, y de entre el cinco y el diez en el mes de agosto, en relación al año 2011. El presidente del colectivo, Fernando Fernández, asegura que «el mes de julio fue muy flojo en general. Agosto se ha respetado y en septiembre se está trabajando bien». En comparación con los datos del 2011, Fernández se lamenta de los malos resultados del mes de julio. «La gente cada vez reserva con menos antelación. Hay que tener también en cuenta que Asturias es el lugar de España donde más han bajado los precios», argumenta.

Por contra, el buen tiempo ha sido fundamental para salvar la temporada en el mes de agosto. «El tiempo es clave a nivel de promoción. Además, los buenos días que hubo en los últimos días de julio y durante todo el mes de agosto han hecho que muchas estancias se alargasen», resaltan en FOMTUR. Los hosteleros llaniscos ven con esperanza el cercano puente del Pilar. «El nivel de reservas está bien para estas fechas, con estancias de entre 2 y tres noches por reserva», manifiesta Fernández.

En el concejo de Cabrales aún no han cerrado los datos de ocupación relativos al verano de 2011, ya que esperan a que termine el puente. Sin embargo, el teniente de alcalde, Francisco González, no duda en calificar como «muy flojo» el nivel de ocupación durante el mes de julio en los establecimientos hoteleros cabraliegos. Sin ser tan malo, el mes de agosto, según explica González, estuvo por debajo de los números de 2011: «Ha habido aproximadamente un ocho por ciento menos de ocupación en los hoteles y en los establecimientos relacionados con la restauración».

El presidente de la Asociación Cabraliega de Turismo (ASCATUR), Carlos Moritán, maneja datos semejantes a los del edil. «Julio fue un mes llamativamente flojo. Agosto, sin dejar de ser un mes importante, no fue el mes de agosto de otros años, pues hubo muchos huecos en los hoteles y en los restaurantes y terrazas del concejo. Se trató de un mes bueno, pero sin el llenazo de años atrás», sostiene Moritán. Septiembre ha salvado parte de la temporada. «Ha sido un mes bastante bueno, mucho mejor de lo que habíamos previsto», añade.

Moritán tiene claro el perfil del turista que ha visitado Cabrales durante este verano. «La gente viene pero no gasta. Por lo general se adecuán a su economía, notándose esto sobre todo en el gasto que se hace en restaurantes y comedores. El gasto más grande los turistas lo hacen en la estancia. En este apartado se escatima menos porque la gente tiene que dormir en algún lado», apunta.

El Alcalde de Ribadedeva, Jesús Bordás, hace un balance del verano relativamente positivo. En el concejo más oriental de Asturias los datos son calcados a los del resto de comarcas orientales, con un mes de julio malo y un mes de agosto que ha aportado unos datos que han servido para salvar la temporada. "En general y teniendo en cuenta la situación económica, creo que fue un verano aceptable en lo relativo al grado de ocupación y afluencia de visitantes en agosto, y malo o regular el mes de julio. Estoy relativamente contento», sostiene al edil ribadevense.

El mes de septiembre, en opinión del regidor socialista, no ha servido para maquillar los malos datos de los principios del verano. «Aquí en el oriente, al no existir prácticamente industria, se debe seguir apostando por el turismo y se debe dar a este sector la importancia que tiene», defiende Bordás.

Por su parte, los datos de la Oficina de Turismo de Ribadesella reflejan una bajada del 20 por ciento en el turismo nacional respecto a 2011, pero se contabilizó una subida del turismo internacional del 13 por ciento, una cifra que aumenta hasta el 19 por ciento si se la compara con 2008. Esta temporada pasaron por las instalaciones riosellanas un total de 71.509 turistas españoles -en una lista liderada por madrileños, catalanes y castellano-leoneses- y 10.758 procedentes de otros países. Entre estos turistas destacan los franceses, seguidos por ingleses, alemanes, italianos, holandeses y belgas. De los visitantes de las oficinas de turismo del oriente, más de la cuarta parte -un 26,05 por ciento- pasaron a informarse por la oficina riosellana, frente al 20,69 por ciento de Cangas de Onís o el 16,73 por ciento de Llanes.

La mayor presencia de extranjeros fue algo que notaron en los establecimientos de la villa. Juan Bode Inés, de la Pensión Arbidel, relata que los que él conoció se fueron de Ribadesella «alucinados. Para ellos España era Andalucía, más seco, y se quedaron sorprendidos con este paisaje». También con el tiempo, un factor decisivo a la hora de que agosto salvara la temporada e incluso la prolongara un poco. Bode apunta que «julio fue mucho peor, en agosto hubo mucha gente y en septiembre vino mejor la primera quincena porque vino muy buen tiempo».

En los alojamientos rurales riosellanos la cosa fue similar. El presidente de la asociación que los aglutina, Aritur, Juan Luis Toribio, asegura que «julio fue terrible, el mes de agosto más o menos se salvó, e incluso un poco los diez primeros días de septiembre tampoco estuvieron mal, porque hizo buen tiempo».

A juicio de Toribio, hablar de ocupaciones es «un poco utópico» y ha habido tanta variabilidad dentro del sector que descarta dar cifras. Sí comenta que mucha gente «no aplicó precios ni de temporada alta en agosto», lo que hace que, «aunque se haya podido salvar la ocupación, la rentabilidad no es la misma ni de lejos». En el hotel Ribadesella Playa hacen un balance general «un poco peor al de 2011», aunque matizan que el buen tiempo «influyó en que la bajada fuera menor. Sí se notó menor volumen de llamadas y gente de paso, pero el balance general que podemos hacer es positivo».

En la Asociación Colunguesa de Turismo, Acotur, estiman que la ocupación de julio «andaría al 50 por ciento y agosto normal, en el 100 cien por ciento». Su presidente, Faustino Pérez, subraya que el mes de septiembre «fue un poco más flojo y ahora la mayoría cierra porque son más los gastos que los ingresos de invierno». Para el representante, «agosto salvó la temporada. Si no es agosto, la ruina» y así todo añade que «es igual, está bajo, se nota».

Donde hacen un peor balance en es Piloña. Gustavo Sánchez, presidente de la asociación que engloba a los empresarios, Aspitur, explica que el verano que acaba de terminar fue «muy mal. Hablamos de una cifra inferior al cincuenta por ciento en el total de ocupación». También en Piloña notaron un descenso del turismo extranjero, pero vieron cómo algunas casas se quedaban vacías y «nada de ocupaciones al ochenta y al cien por ciento. En agosto, agosto cifra inferior al sesenta por ciento y julio inferior al cincuenta por ciento.

Mientras, en la zona de influencia de Cangas y los Picos de Europa los precios de las plazas hoteleras tienden a la baja en una búsqueda de atraer al mayor número posible de visitantes. Aún así, los datos reflejan que los turistas cada vez reducen más la cantidad de pernoctaciones, que concentran en agosto.

La asociación de empresarios de los Picos de Europa, INCATUR, refleja que mientras la ocupación de sus establecimientos en el mes de julio fue una media del 40 por ciento, contando con que las casas de turismo rural subieron la media, la ocupación hotelera no superó el 30 por ciento.

En el mes de agosto, ayudada por las buenas condiciones meteorológicas, la ocupación alcanzó un 80 por ciento, para volver a caer en septiembre hasta el 40 por ciento. Eso sí, hubo bajada de precios y ofertas de todo tipo. El visitante sigue con la tendencia de hacer las reservas en el último momento y compara mucho los precios a la hora de realizar cualquier reserva.

El gerente del hotel «Los Lagos», Antón Puente, califica el inicio del verano como «desastroso»: si en otros años se llegaba a alcanzar en los meses de julio y septiembre el 60 o 70 por ciento de ocupación, este año tan sólo se rozó el 40 por ciento y eso que se bajó hasta un 30 por ciento los precios de años anteriores. Según Puente, las estancias en este verano fueron como mucho de tres días, frente a las siete noches de otros años, y eso que se hicieron diferentes ofertas y se bajó el precio en la media pensión.

Los datos más optimistas los presenta la hotelería rural, que apostó por incrementar los niveles de calidad, aunque para ello tuviera que subir el precio. Funcionó. Ese fue el caso del Hotel Peñalba, cuya gerente propietaria, Olaya Nevares Vega, afirma que en julio subió un 10% la ocupación frente a 2011 y el mes de agosto lo tuvo a tope. El mes de septiembre ronda el 50 por ciento. Nevares considera que la gente ya no acude tanto al extranjero y quiere un trato más personalizado. Por otro lado, la oficina de turismo canguesa reflejó un aumento progresivo de turistas que acuden a pedir información.