Las naranjas fueron las protagonistas de la fiesta de San Tirso que ayer se celebró en la localidad canguesa de Viña. Los vecinos llevaron más de cincuenta kilogramos del cítrico a la capilla para que el arcipreste de Covadonga, Amaro Sabino Balbín, los bendijera "porque traen muchos beneficios para la salud", según apuntaron asistentes como las hermanas Eli y Josefina Díaz.

Los feligreses que se agolpaban a las puertas de la abarrotada capilla de Viña hicieron hincapié en lo mucho que cambió la fiesta en los últimos años. "Tradicionalmente venían vendedores de Ribadesella y los alrededores. Ponían sus puestos delante del templo para vender las primeras naranjas de la temporada. Ahora son los vecinos los que se encargan de traerlas y las reparten gratis en el pórtico cuando acaba la misa", señala Mari Carmen Álvarez, que nunca se pierde la cita.

De que ningún asistente se quede sin su cítrico bendecido se encargan oriundas como Covi Rodríguez. "Varios lugareños decidimos formar una comisión de manera informal y poner dinero para comprar unas cajas y que los visitantes puedan llevarse la suya, porque son milagrosas", subraya.

Los parroquianos destacan las propiedades de las naranjas locales. Es el caso de Sara Blanco, que trae cítricos de las plantaciones que tiene en Llovio. "Allí se dan muy bien porque está caliente al estar cerca del mar. Y saben ricas. No tienen nada que envidiar a las de Valencia", asegura.

Además de cítricos, algunos feligreses llevaron a la capilla canguesa exvotos que emulaban partes del cuerpo, como pies, para rogar por la salud de amigos y familiares.

Otros se acercan a Viña simplemente para cumplir una promesa. Es el caso de María Luisa Quesada, vecina de Colunga que lleva más de dos décadas sin faltar a la cita. "Yo nací en Margolles, así que cuando mi madre se puso mala ofrecí traerla, pero no pude porque no tenía permiso de conducir. Al faltar ella prometí venir siempre, y aquí estoy. La fiesta siempre fue muy guapa. Antes bailaban en el prau hasta con nieve, en madreñes, al acabar la ceremonia religiosa", explica.

La misa estuvo presidida además por el canónigo de Covadonga, José Luis Sánchez, que repartió entre los asistentes información sobre la vida de San Tirso, que fue martirizado con Leucio, Calinico y otros compañeros por defender la fe cristiana. Sánchez destacó las propiedades de las naranjas, "un postre curativo muy común", y pidió a los feligreses que sólo usaran las de la celebración para consumo humano "pues los animales ya cuentan con un alimento propio que es el pan de San Antón".