Lo rústico triunfa. Las vacas molan. Y en la playa, más si cabe. Lo certifican las encuestas: a los miles de turistas que se acercan a Asturias cada verano les gustan las playas y las montañas, pero también el poso rústico de la tierra. Cientos de visitantes se fotografían cada día junto a las vacas que pastan libres en el entorno de los Lagos, en el parque nacional de los Picos de Europa; muy pocos turistas abandonan el Principado sin al menos una cuña de cualquiera de los quesos artesanos que se elaboran en Asturias; las fiestas de prao tienen cada año más éxito, y también los llagares, las casas rurales, los chigres, los mercados tradicionales...

En la playa de La Güelga, en Villahormes o Villajormes (Llanes), hace unos días, varias decenas de turistas vivieron una situación que sorprendió a la mayoría. Cuando más apretaba el calor, media docena de vacas que pastaban en un prado cercano bajaron, tranquilamente pero sin pausa, hasta el arenal y, sin hacer demasiado caso a las personas que allí tomaban el sol, se bañaban o jugaban a las palas, fueron hasta el río Santecilio, uno de los paraísos particulares del llorado poeta Pablo Ardisana, que allí desemboca, para abrevar y refrescarse.

Varios de los presentes tiraron de teléfono móvil e inmortalizaron la escena. Alguien la "colgó" en forma de serie fotográfica en el perfil de Facebook de "Villahormes Pueblu", con un comentario: "Si ya lo decía yo, en la playa se está de maravilla. Y en un día de sol como el de hoy, qué mejor manera de refrescar que bajar a dar un chapuzón". Se refería también a las vacas, claro. (Sigue leyendo después de la foto).

En las redes sociales el éxito suele medirse en "likes" -número de "me gusta" obtenidos- y en cuántos usuarios comparten el comentario. "Villahormes Pueblu" suma hasta el momento con la vacada 109 "likes", parte de ellos "me encanta" -esto es, más aún que "me gusta"-. Más: las fotografías del ganado en la playa se han compartido 168 veces, un verdadero récord en una página de estas características. Y hay una docena de comentarios, uno de los cuales indica con gracia que a partir de ahora habrá que habilitar playas para perros... y vacas.

Las reses, cuando se hartaron de agua, de arena y de turistas, se fueron tal y como llegaron, con esa parsimonia vacuna que las caracteriza. Y regresaron al pasto. Algunos usuarios de La Güelga aseguran que no es la primera vez que aparecen vacas por esa playa de la parroquia jontoriana, una de las más singulares y atractivas de la costa Cantábrica. Tampoco será la última: cuando se agota el agua en las zonas o en los "bebederos" en los que están acostumbradas a abrevar, los animales bajan hasta donde saben que la hay en abundancia, hasta el río. De hecho, no es raro ver a primera hora de la mañana o al anochecer cómo beben en el Santecilio corzos, jabalíes y raposos.

Las vacas son también uno de los principales atractivos turísticos de los Picos de Europa, sobre todo para los visitantes de las grandes ciudades. De hecho, cientos de turistas cuelgan en las redes sociales fotografías -en especial "selfies"- junto a los animales que pastan en las majadas de la Montaña de Covadonga. Algunos lo hacen incluso aunque estén muertos, como ocurrió hace unos días con una vaca en la vega de Enol.