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"Si la hostelería sigue cerrada, solo queda amarrar", advierte la flota

La mayor parte de las capturas van destinadas a los restaurantes, con lo que las ventas caerán si no hay cambios: "Dependemos mucho de ellos"

Pesqueros llegando a puerto en Lastres. EVA SAN ROMÁN

Si el sector hostelero permanece cerrado los pescadores de Ribadesella y Lastres se plantearán amarrar sus barcos porque no tendrán a quien vender el grueso de sus capturas. Los marineros acabarán en breve una de las peores campañas de xarda en cuanto a precios, irrisorios. Y "a saber cómo afrontaremos la campaña del bonito" que empieza el próximo mes de junio, advierten.

El resto de la captura también sufrirá teniendo en cuenta de que el principal comprador no tiene actividad. "Dependemos en un alto porcentaje de la hostelería" coinciden pescadores lastrinos y riosellanos "y si sigue cerrada, no tendremos a quién vender la pesca" con lo que no parece nada descabellado "amarrar y dejar de salir". La bajada en los compradores que acuden a las lonjas, la paralización del turismo y el cierre de los establecimientos han influido directamente en los precios, y está siendo la puntilla a un sector pesquero que ha tenido que enfrentarse a la mar, y al COVID-19, desde que se inició la pandemia.

Los patrones mayores Eduardo Cuevas y Manuel Buenaga(Lastres y Ribadesella, respectivamente) no ven un futuro claro, ni rentable. Sin embargo, subraya Cuevas, "hay que salir a la mar día a día, aun con la incertidumbre de que no sabemos si un día llegamos a puerto y vamos a vender o no. Si el restaurante sigue cerrado, ¿qué hacemos con ese pescado? Y en el caso de que abra ¿en qué condiciones lo hará y con qué poder adquisitivo vendrán los clientes?", se plantea.

"Nuestra pesca, la del salmonete, lubina, xárago, doradas, sanmartinos... está enfocada a la hostelería porque tenemos barcos pequeños de artes menores y no podríamos surtir a un mercado más amplio", recalca el patrón riosellano. "Se habla de parar, claro, cómo no se va a hablar de parar viendo los precios de la anchoa", apunta Buenaga.

En Llanes, sin embargo, son más optimistas. "Ya estamos echando aparejos y de momento las ventas van bien", subraya Ángel Batalla, en cuya cofradía las ventas se han enfocado a minoristas y mayoristas. "Se nota el cierre de los bares, pero no podemos parar ni tenemos pensado hacerlo, de momento se está comprando besugo, pescadilla, algo de lenguado, centollos... y los precios no son del todo malos", zanja.

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