Las tortillas de Loli, un viaje al paladar desde la estación de autobuses de Ribadesella

"Siempre las hago jugosinas, si alguien quiere una bien hecha, me lo tiene que decir", afirma la cocinera, que ha llegado a preparar hasta 108 piezas en un solo día

J.Quince

Dicen que para hacer una tortilla hay que romper un par de huevos. María Dolores García Blanco, Loli, rompe un total de nueve para poder dar forma a la que es considerada una de las mejores tortillas de patata de la comarca. “La tortilla de la estación”, que así es como se la conoce dado que es, precisamente, la cocina de la cafetería de la terminal riosellana el lugar donde surge esta magia gastronómica.

Con 78 años de edad, Loli lleva catorce junto a su hija María al frente de este negocio familiar. Pero no siempre fue así. Recordando los inicios, menciona que su hija tenía un asador de pollos a la entrada de Ribadesella y que la idea de encargarse de este establecimiento, al principio, "daba un poco de miedo". "Nos enteramos que ponían en subasta esta cafetería y decidimos apostar por ella, pero era un riesgo muy grande porque ya había pasado por seis o siete manos y no funcionaba", recuerda Loli.

Los comienzos fueron difíciles, pero, poco a poco, sus pollos asados y la gran variedad de pinchos fueron ganando reconocimiento en la zona. La ubicación estratégica de la estación, entre el centro de salud y el cuartel de la Guardia Civil, resultó ser clave para atraer a una serie de clientes habituales. "Empezaron a venir a desayunar los guardia civiles y los médicos y enfermeras del ambulatorio. También venía la gente que tenía que hacerse análisis y se tomaba el pinchín de tortilla", explica.

El boca a boca hizo su trabajo y pronto la fama de sus deliciosas tortillas de patata se extendió por la villa, la playa, los veraneantes, los vecinos de otras localidades y concejos. Y también de los turistas: "Una vez vinieron unos de Mallorca para probarla, porque lo vieron en redes sociales. Toda la vida cociné y nunca supe que cocinaba tan bien", dice Loli García entre risas.

¿Qué hace tan especiales a las tortillas de Loli? Según la propia cocinera, la receta es la tradicional con huevos, patatas y cebolla pochada. Sin embargo, el secreto a voces del éxito de este manjar que se sirve tanto en pincho como en plato único radica en “la mano” de Loli. Y aquí no hay debate: la tortilla se hace poco hecha. "Siempre las hago jugosinas, si alguien quiere una bien hecha me tiene que decir: Loli, pásamela", afirma.

La fiebre por las tortillas de esta riosellana también le ha traído momentos complicados en épocas de gran afluencia en Ribadesella, como es el verano con las reservas compulsivas de este manjar para cumpleaños y romerías. Ese es el motivo por el cual hace años que no prueba sus propias tortillas. "Me gustaban mucho pero les cogí manía. En julio, agosto y septiembre hago entre sesenta y setenta tortillas todos los días. Hubo uno hace tres años que entre mi yerno y yo hicimos hasta 108 entre los dos", asegura.

Loli no pierde la sonrisa de la cara ni sus ganas de seguir cocinando a pesar de su edad y de todo el esfuerzo que implica la labor diaria: "Me levanto temprano para hacer las cosas de la casa. Y desde las seis y media hasta las tres o cuatro de la tarde estoy aquí dando el callo. El resto del tiempo lo invierto leyendo que, además de cocinar, es mi otra gran pasión", cuenta la riosellana, que para nada se plantea la jubilación. Afirma que seguirá haciendo lo que ama hasta que su cuerpo se lo permita. "El día que no pueda seguir, ya soy bastante mayor para decir que no sigo. De momento, soy feliz haciéndolo", resalta. Hasta entonces, seguirá dedicándose a cocinar con pasión y deleitando a los comensales con sus exquisitos platos, porque, además de sus tortillas, también son populares entre los clientes sus rollos de bonito, empanadas, lentejas estofadas o la carne guisada que, según incide, "nos la quitan de las manos". A las puertas de un nuevo verano, Loli continúa al pie del cañón de la cafetería de la estación de autobuses de Ribadesella.