Desoyen a la Fiscalía y queda en libertad el agresor de guardias civiles de Cangas de Onís

El joven sale de los juzgados asturianos libre y con cargos a la espera de juicio

La asociación mayoritaria de la Guardia Civil, Jucil, se personará en el proceso: "Ya no hay principio de autoridad"

VÍDEO: La difícil y arriesgada maniobra para reducir y tranquilizar el violento agresor de Cangas de Onís

Nuria M. Morán

Óscar-Rubén Morales Saucedo / P. T.

El joven de 28 años que se enfrentó, fuera de sí y en una actitud extremadamente violenta, a varios guardias civiles en Cangas de Onís el pasado domingo se expone a una petición de pena elevada y, por ello en parte, la Fiscalía había solicitado su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza mientras se instruye el caso y llega a juicio. Sin embargo, el juzgado de Cangas de Onís ha desatendido la petición de la Fiscalía y ha decidido dictar para el hombre un auto decretando su libertad con cargos y a la espera de ser juzgado.

El violento agresor detenido, que en la mañana de este martes pasó a disposición judicial para declarar ante el magistrado de Cangas de Onís, habría ido directamente a la cárcel si el juzgado hubiese accedido a la petición de la Fiscalía, que aprecia además riesgo de fuga. Pero el magistrado no comparte los argumentos de la acusación pública y ha decidido no dictar una medida cautelar de prisión preventiva.

"La Fiscalía, en principio, y sin perjuicio de las modificaciones que pudieran surgir a lo largo de la instrucción del procedimiento, considera que los hechos podrían ser constitutivos de un delito de atentado cualificado y de siete delitos de lesiones, a determinar si leves o menos graves. La Fiscalía solicitó la medida cautelar dada la gravedad de los hechos, lo elevado de las penas en caso de condena y al considerar que existe riesgo de fuga", explicaron desde el Ministerio Público antes de que el juzgado de Cangas de Onís dejase libre al presunto agresor.

Una acusación popular en el proceso

Pero todo apunta a que el detenido, de fuera de la región y que estaba en la zona asistiendo al festival de música electrónica Aquasella, se tendrá que enfrentar además a otras acusaciones además de la pública. Es más que posible que los agentes heridos se personen como acusación particular, sobre todo el que salió peor parado del violento brote que protagonizó el hombre en Cangas de Onís a plena luz del día. El agresor, absolutamente fuera de sus cabales y con síntomas de intoxicación, derribó de un puñetazo a este guardia civil y lo pateó en la cabeza una vez estaba en el suelo.

Este agente evoluciona favorablemente de un fuerte golpe en la zona ocular, alrededor de la cual le tuvieron que poner dos puntos, y de un traumatismo craneal, producido en la caída al suelo con una brecha que le tuvieron que suturar en el hospital con diez puntos. Desde la asociación mayoritaria de guardias civiles en Asturias, Jucil, han advertido que ejercerán la defensa de los derechos de los agentes heridos y que, a su vez, ya están estudiando personarse como acusación popular.

Este movimiento viene derivado de su deseo de hacer ver que cada vez más se está menoscabando el principio de autoridad de los agentes. El principal herido en el brote violento que protagonizó el joven festivalero es asociado de Jucil. Roberto Estrada, secretario provincial y portavoz de la asociación en el Principado, explica la reivindicación que quieren llevar a cabo con este movimiento, más allá de la lógica defensa de los derechos de su asociado.

"Queremos poner en valor la actuación que hicieron los compañeros y la imagen de que no hay principio de autoridad", señala Estrada, que recuerda que lo sucedido "ha podido tener consecuencias fatales para nuestro compañero; porque una cosa ya grave es que te den un puñetazo, pero la patada una vez estás en el suelo comporta muchos riesgos". En definitiva, afirma, "queremos que tenga reflejo en la sociedad que se está minusvalorando el principio de autoridad" de los agentes.

Roberto Estrada también abunda en el hecho de que las pistolas de descargas eléctricas o táser podían ayudar en estos casos, pero "se han comprado y no han llegado a los puestos" de la Guardia Civil. Asimismo, denuncia la escasez de efectivos durante el festival Aquasella, una cita "con 40.000 personas y en periodo vacacional, cuando está fuera el 33% de la plantilla". Estrada recalca que, por momentos, "había seis efectivos a la entrada del festival, si llega a pasar algo gordo... Porque el festival tiene sus propios medios, pero no es lo mismo ni tienen la misma autoridad, aunque la nuestra se respete, al parecer, cada vez menos", aclara.