Llanes declara la guerra a las palomas

El Ayuntamiento modificará la ordenanza de limpieza para incluir la prohibición de alimentar a las aves en la vía pública tras una queja vecinal en Cotiellu Bajo

Barrio del Cotiellu Bajo, en Llanes

Barrio del Cotiellu Bajo, en Llanes / J.Quince

J.Quince

Las entrañables imágenes de personas dando de comer a las palomas pueden ocultar un grave problema en Llanes, donde esta práctica está causando un conflicto entre vecinos del barrio del Cotiellu Bajo. Aunque a simple vista puede parecer un gesto inocente, el constante acto de alimentar a las aves por parte de un matrimonio de la zona está generando molestias a los residentes debido a la suciedad e insalubridad que la acumulación de estas aves producen. El conflicto ha llegado hasta el Ayuntamiento llanisco que ha empezado a tomar las primeras medidas.

La ausencia de una regulación específica que prohíba la alimentación de aves en espacios públicos ha dejado a los vecinos de este barrio llanisco en una situación complicada. Sin embargo, la comunidad vecinal considera esta práctica como un acto incívico que trae consigo una serie de consecuencias negativas. Los excrementos de las palomas ensucian las calles y fachadas de las viviendas, creando un entorno insalubre y una imagen poco atractiva para los turistas que visitan la zona, donde se encuentran establecimientos hoteleros y turísticos.

"Todos los días hay un vecino que da de comer a las palomas y ya no podemos más, llevamos arrastrando este conflicto mucho tiempo. Ensucian las fachadas de las casas y los alféizares, pero el mayor problema es la insalubridad que provocan”, señala Helena Sánchez, vecina del Cotiellu Bajo. Ante esta situación, algunos residentes han optado por instalar pinchos antipalomas en sus ventanas como medida preventiva.

La plaza Parres Sobrino, cercana al área afectada, también se ve perjudicada por la presencia de palomas y gaviotas, así lo confirma el hostelero Zahir Belkhachab: “Se suben a las mesas, lo manchan todo y dan mala imagen. Aunque yo soy animalista, esto es un problema para los negocios, sobre todo en esta zona porque se concentra un buen número de ellas”, destaca.

Ante la falta de regulación y el persistente problema, los vecinos han recurrido a la administración local en busca de apoyo legal. Sin embargo, la ordenza de limpieza de Llanes, del año 2002, no recoge de manera específica este supuesto.

En consecuencia, el Consistorio llanisco ha decidido tomar cartas en el asunto, comenzando con una limpieza profunda del barrio mediante la proyección de agua a presión. Además, recientemente ha emitido un bando municipal en el que se recuerda la prohibición de arrojar cualquier tipo de residuo a la vía pública y se advierte contra cualquier acto que genere suciedad.

El equipo de gobierno ha iniciado el expediente para modificar y ampliar esta antigua ordenanza. El objetivo, resalta, es poner medidas que protejan la convivencia entre vecinos: “Se prohibirá expresamente dar de comer a las aves e incluirá las multas correspondientes”, apunta la edil de Bienestar Animal, María del Mar García Póo. La medida se llevará a Pleno para su aprobación: "La intención es que estos vecinos tengan la respuesta que se merecen. Pueden parecer cosas pequeñas, pero para algunos supone un gran problema", añade.