El Cánicas AC logra el ascenso en el año conmemorativo del centenario de su fundación

Alrededor de 600 espectadores vibraron en el Nuevo Santa Cruz-Manolo Chaso viendo ganar (2-0) al equipo ante el Rayo Gijonés

J. M. Carbajal

J. M. Carbajal

Explosión de júbilo en el Nuevo Santa Cruz-Manolo Chaso, en Cangas de Onís, en la tarde de este domingo, tras consumarse el ascenso a superior categoría del Cánicas Atlético Club, entidad que preside en la actual campaña Ramón Gómez Chaso, tras imponerse por 2 goles a 0 –tantos materializados por Riki Mori (15’) y Ángel Fuente (28’)– al Rayo Gijonés en un partido de guante blanco, en el que los locales fueron superiores a su rival. Una victoria que, además, les proclama campeones del Grupo I de la 3ª Asturfútbol cuando restan por disputarse cuatro jornadas ligueras. Broche de oro, con alrededor de 600 espectadores –entre ellos el alcalde José Manuel González Castro, junto al edil de Deportes, Agustín García– disfrutando de la gesta en el campo de fútbol y justo en el año en el que se conmemora el centenario de la fundación del club cangués (1924-2024).

Haciendo un poco de historia, baste recordar que el primer partido del que tiene constancia del Cánicas AC fue el 27 de julio de 1924, en la finca conocida como “El Brao”, en Llanes. La Prensa de la época atesora material fotográfico de aquel hecho que marcó el inicio de la histórica entidad deportiva de Cangas de Onís. Mucho ha llovido desde entonces, con momentos álgidos y otros nada halagüeños.

Después, su feudo como local eran lugares tales como La Forestal, Caxidi o Gallinares, antes del mítico Santa Cruz –allá por el año 1947 comenzó a rodar el balón en ese terreno-, este en la confluencia del Güeña con el Sella. Y, desaparecido el Santa Cruz, el Cánicas AC viene jugando desde hace varios lustros en el Nuevo Santa Cruz,que lleva el nombre "Manolo Chaso", localizado en la zona de “Los Miyares”.

La estata del Rey Pelayo, con la bufanda del Cánicas.

La estatua del Rey Pelayo en Cangas de Onís, con la bufanda del Cánicas. / J. M. Carbajal

La de esta tarde pasará, como en otras ocasiones, a la historia del futbol cangués. Hubo hasta manteo de los jugadores al presidente, Ramón Gómez, y al técnico que supo ensamblar un notable equipo para lograr el ansiado objetivo, Álvaro Candás. No ha sido fácil el camino recorrido, pero bien es cierto que se están haciendo las cosas de manera acertada y todo hace pensar que, con el tiempo, se podrá luchar por alcanzar cotas mayores.

La euforia desatada en la vieja capital del Reino de Asturias –la noche fue larga, empezando en Contranquíl- propició que el capitán, Riki Mori, se engolase en la estatua de Pelayo, ubicada en las cercanías de la iglesia parroquial de Santa María, para colocarle al primer monarca astur la bufanda del Centenario. Eso sí, la comitiva cruzó la Avenida de Covadonga, principal arteria de la ciudad, en “La Garraba” rodante -para diferenciarla de la bilbaína que prepararan para surcar la Ría-. No era para menos.

Pese a ese sonado éxito, todavía quedan instantes para vibrar, en esta oportunidad en las categorías inferiores de la histórica entidad –destacar igualmente la ardua y efectiva labor despachada por Luisón Sarmiento, en tareas de coordinación del club de Cangas de Onís, trabajo muchas veces escasamente valorado–, con los equipos juvenil y cadete en punta de lanza, peleando por las plazas de ascenso en sus respectivas categorías. Destellos de ilusión a raudales con esa nueva savia de "cachorros" del Cánicas AC que quieren emular a los mayores.

Como dato anecdótico de esta última jornada destacar que el encuentro de regionales lo arbitró Alba Ruiz, teniendo como jueza de línea a Esther de Mena Tuñón: mostró media docena de cartulinas amarillas –cuatro a los locales y dos a los gijoneses–, cumpliendo aceptablemente en su cometido.