Habla la dueña de la mascota que cayó al mar en Llanes desde 30 metros y el bombero que la rescató: "Es un superperro, un campeón"

"Es un milagro que esté vivo, se alinearon todos los astros para mal al principio y para bien después", señala la ovetense Elena Velázquez

"El verdadero héroe es él, que luchó durante una hora y media en al agua por su vida como nunca había visto antes" indica Ismael Segovia

Por la izquierda, Mario Pérez, Elena Velázquez con «Vladi» en brazos, Cristina Rodríguez e Ismael Segovia, en la clínica veterinaria, minutos antes de que el perro recibiera el alta.

Por la izquierda, Mario Pérez, Elena Velázquez con «Vladi» en brazos, Cristina Rodríguez e Ismael Segovia, en la clínica veterinaria, minutos antes de que el perro recibiera el alta. / Ramón Díaz

Ramón Díaz

Ramón Díaz

"Es un superperro y no lo sabíamos". La ovetense Elena Velázquez se refiere a su mascota, "Vladi", de cinco años, "muy buenín" y, por lo que ha demostrado "con una fortaleza, un instinto de supervivencia y unas ganas de vivir increíbles". Ni siquiera los veterinarios se explican cómo fue capaz de resistir una hora y media nadando, después de caer este martes desde un acantilado de 30 metros de altura al mar en Celoriu (Llanes). Ayer, solo veinticuatro horas después del accidente, "Vladi" fue dado de alta. Su dueña lo recogió en la clínica veterinaria Llanesvet, en la que estaba ingresado, y ya está en casa, en Oviedo.

Fue un reencuentro emocionante. Y no solo para "Vladi" y su dueña, también para el bombero que lo rescató a casi un kilómetro de la costa, Ismael Segovia. Elena Velázquez quería que estuviera presente para agradecerle su esfuerzo. Incluso los veterinarios que lo atendieron, Mario Pérez y Cristina Rodríguez, estaban emocionados, a la par que sorprendidos por la fortaleza de "Vladi".

Tras su milagroso rescate, el animal ha conseguido superar la hipotermia severa que padecía y come con normalidad. El único rastro del siniestro, un corte en el hocico. Una radiografía para comprobar que todo estaba bien por dentro fue la última prueba. Superada. "Los veterinarios están sorprendidísimos, ya me decían ayer (por el martes) que está evolucionando superbién", señala Elena Velázquez, que vivió tras la caída de su perro una hora y media angustiosa. "Distingo a las personas de las mascotas, pero se las quiere mucho, son parte de la familia. Además, ‘Vladi’ es muy bueno. Ya me lo han dicho en la clínica", señala la ovetense.

"Era un día gris y el pueblo estaba vacío, solo estábamos las vacas y nosotros. Era la soledad más absoluta", rememora. Ella y "Vladi" estaban caminando por la península de Borizu cuando, de repente, el perro perdió pie y cayó al mar desde el paraje que se conoce como la Olla, un impresionante corte vertical de 30 metros de alto. En un primer momento, Elena no vio al perro y temió lo peor. Lo primero que se le ocurrió fue llamar al padre de su hija. Entonces vio al animal intentando no hundirse. Cuando su interlocutor por fin la entendió, porque presa de los nervios apenas se hacía entender, le dijo que llamara a 112. Así lo hizo.

Al rato llegaron los rescatadores: cuatro bomberos, dos policías locales y dos guardias civiles. El mayor afán de Elena Velázquez es saber el nombre de todos. Sabe el del bombero que se tuvo que adentrar en el mar casi un kilómetro en un kayak para rescatar al perro, Ismael Segovia. Solo tiene palabras de agradecimiento para todos ellos: "Hicieron todo lo humanamente posible y más. El guardia civil que se quedó todo el tiempo conmigo, el policía local que buscó y encontró un kayak, el bombero que lo rescató… Todos. Solo sentí apoyo, respeto, sensibilidad y preocupación por sacar al perro del agua", señala.

Los policías locales lo llevaron urgentemente a una clínica veterinaria. E incluso regresaron a última hora a Llanesvet para interesarse por el estado del animal. "Es un milagro que esté vivo, se alinearon todos los astros para mal al principio y para bien después", resalta Elena Velázquez, a quién la espera durante el rescate se le hizo interminable: "Eterna es decir poco", porque su mascota estuvo "más de una hora y cuarto luchando, sin apoyarse en nada". Y en el agua, que estaba fría, a unos 15 grados, según el cálculo del bombero que lo rescató. ¿Qué sintió al ver a su perro de nuevo en tierra tras el rescate? "Sin ser consciente del todo, una felicidad enorme".

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LLANESVET

Ismael Segovia es el bombero que se subió a un kayak, paleó hasta el perro, que estaba siendo atacado por un grupo de gaviotas, lo izó y lo sacó a tierra firme. Tiene 58 años y lleva justo la mitad de bombero. Había practicado kayak de mar, aunque hacía años que lo había dejado. No se lo pensó cuando hubo que adentrarse en la mar. "La corriente había arrastrado al perro cientos de metros mar adentro, era imposible llegar nadando y solo no podía salir", indica.

"El verdadero héroe, el campeón es él, que luchó y luchó durante una hora y media por la vida como nunca había visto antes. Se merece el esfuerzo que hicimos", asegura Ismael Segovia. Añade que el rescate fue obra de todo el grupo, de todos los presentes. Del jefe de turno, Ángel Díaz, que buscó barcas u otras opciones para llegar hasta el animal, de sus compañeros Alberto Arias y Víctor Sánchez, de los policías locales y de los guardias civiles. "Sin el concurso de todos el rescate hubiera resultado imposible", destaca.

Víctor Sánchez y un policía local hallaron un kayak en un pueblo cercano, Niembru, que cogieron "prestado". Pero no había pala. La suerte quiso que una vecina tuviera una a la vista. Se la dejó. Al entrar en el agua, Ismael Segovia no veía al perro, así que los otros rescatadores le iban indicando desde el acantilado hacia dónde tenía que avanzar. Pero llegó un momento en que el perro estaba tan lejos que no lo veían desde la costa. Las gaviotas, que atacaban a "Vladi", resultaron entonces vitales, porque pudo guiarse por ellas y llegar hasta el animal.

"Vi una cosa marrón. Él no me vio, miraba hacia arriba, intentando defenderse. Nunca olvidaré la imagen de las gaviotas lanzándose en picado hacia él. Lo cogí por el cogote. Estaba agotado el pobre, pero con la cabeza en alto. Nunca la bajó. Vi que respiraba bien, aunque estaba flácido, frío, inerte e hinchado. Yo no hubiera aguantado tanto. Hora y media en un agua tan fría no lo aguanta un ser humano. Nunca vi una resistencia y una fuerza así. Y tan pequeño... Es increíble", subraya el bombero.

¿Qué sintió al llegar a tierra? "Alegría. Mucha emoción, sobre todo cuando ves a la dueña, que no sabía si lo llevaba vivo o muerto. Después, con el perro ya ingresado, vino a darnos las gracias", señala Ismael Segovia, que repite que todo fue obra "del equipo" y que "Vladi" es "un campeón".