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Toni Silva

A bajamar

Toni Silva

El puente de Ribadesella

En defensa de un nuevo paso sobre la ría

Con gran despliegue propagandístico nos ha venido a anunciar una ministra (con el consabido séquito de concelebrantes) la buena nueva de la remodelación del puente sobre la ría del Sella, con una inversión de 7,4 millones en cifras actuales, que ya veremos si son las definitivas cuando se haga la obra, si es que se hace. Ya les adelanto que en mi opinión sería mejor que no se hiciese y que se concentraran los esfuerzos locales y estatales en conseguir un puente nuevo, que no creo que saliera mucho más caro de lo que va a costar el arreglo anunciado, una obra que deja mucho que desear pues no mejora el aspecto de mazacote del puente ni incluye algunos de los servicios más esperados, como son un carril para bicicletas y unas intersecciones correctas en la trama urbana tanto en la zona de la villa como en la del puerto deportivo. No deja de ser una desagradable sorpresa, especialmente porque anunciaron que la subida de 5 millones a 7,4 era debida no sólo al encarecimiento de los materiales, sino a las “mejoras en las conexiones del puente”. ¿Dónde están?

Yo no acabo de entender por qué en Ribadesella hemos renunciado tan alegremente a tener un puente nuevo, tal como se planteó en 1999, y nos venimos conformando con el arreglo cosmético del viejo puente, que por mucho que refuercen los pilares con anillos de hormigón (¡más madera, más mazacote!), seguirá siendo un armatoste con trece tremendas pilastras en medio del paisaje más hermoso del Cantábrico. En el fondo, lo único que va a aportar el arreglo es el ensanchamiento de las aceras, pues dicen que no hay espacio para el paso de bicicletas, uno de los grandes peligros actuales. Reducir la marcha a treinta por hora, como proponen, no eliminaría el problema y encima congestionaría el tráfico. A lo mejor, a la vista de la realidad (decepcionante) del arreglo anunciado nos vuelve la lucidez de reclamar un puente nuevo y de no aceptar el “marrón” del arreglo, por mucho que los mandatarios aplaudan la iniciativa. Hasta cierto punto es lógico que los socialistas aplaudan, pero descorazona bastante que lo haga el concejal de Ciudadanos, ya integrado en el grupo de gobierno socialista a todos los efectos. Toda la oposición ha criticado el proyecto, por lo que yo les animaría a volver a defender la opción de un puente nuevo, tal como todos ellos defendieron en un día no muy lejano. Deben de ser conscientes de que si aceptan ahora la remodelación deficiente de este viejo trasto, habrá que cargar con ella medio siglo más, o un siglo entero, y los riosellanos del futuro no merecen ser las víctimas de nuestra incompetencia.

Y otra cosita más, dedicada también a nuestros próceres. Observo estos días que algunos están llamando al puente de Ribadesella “Puente Dionisio de la Huerta”, de la misma forma que al túnel Ordovícico del Fabar le han puesto últimamente el rótulo “túnel de Fabar”. Los nombres de las cosas son importantes y han de estar a salvo de los ocurrentes de turno. El túnel Ordovícico del Fabar debe conservar ese nombre, pues es un tesoro geológico de Ribadesella que merece volver a ponerse en valor, igual que el Museo de El Carmen, donde se alojan los fósiles ordovícicos hallados en el túnel. En cuanto al puente, en algún medio se ha propuesto, supongo que en broma, que se le ponga el nombre de Ramón Canal. Otros han dicho que el de Adriana Lastra, a la que la ministra atribuyó el mérito de la aprobación de estos arreglos. Yo creo que, si de verdad ella tiene el poder que se le supone, debería usarlo para conseguir un puente nuevo, que es lo que a la villa de verdad le conviene. Y, en cualquier caso, el puente debe seguir llamándose “Puente de Ribadesella” oficial y popularmente, igual que en la célebre canción del Presi. El nombre de Ribadesella tiene que seguir ligado a su puente en todos los papeles y documentos que circulen por ahí, pues eso es promoción universal y gratuita. Al querido Dionisio hay otras maneras de homenajearlo, por ejemplo recuperando su legado para la Fiesta de las Piraguas, un ideario ignorado olímpicamente por los organizadores del Descenso, por el Principado y por los ayuntamientos ribereños.

Resumiendo, creo que es hora de recuperar el proyecto del año 2000, redactado por la empresa Silga S. L., que proponía un puente moderno y grácil de sólo cinco apoyos, con grandes aceras y carril bici. Iba a ir justo al lado del actual puente (aguas arriba), que es la solución racional y adecuada para la población, el turismo, el comercio, la navegación y la vida de la villa. Si aceptamos ahora el platito de lentejas averiadas, despidámonos del menú completo para siempre.

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