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Oviedo, catedral literaria

l El escultor y dibujante Miguel Sobrino repasa en su última obra las claves de la basílica gótica ovetensel La novela «La sangre del sudario» cuenta la historia de un joven fruto del ADN conservado en la reliquia

Oviedo, catedral literaria

Pablo GALLEGO

Si se pregunta a un lector cualquiera cuál es el libro más conocido sobre Oviedo, la mayoría se acordará de «La Regenta», de «Clarín». La relación entre Ana Ozores y el magistral Fermín de Pas sobre las baldosas de Vetusta marcó la literatura española del siglo XIX, y más de un siglo después de su publicación se mantiene como el mejor fresco de la sociedad ovetense de la época. Sin embargo, la ciudad de Leopoldo Alas aún atrae las miradas de los escritores, empeñados en convertir al templo de Oviedo en una catedral literaria.

Entre el año que terminó y el que acaba de empezar, dos nuevas publicaciones ponen la lupa sobre la catedral ovetense. La primera, «Catedrales», escrita e ilustrada por Miguel Sobrino, condensa la historia menos sabida y divulgada de algunas de las principales seos españolas. Entre ellas, la del Salvador de Oviedo. En el capítulo titulado «Tras los montes», Sobrino traza un recorrido cronológico por la historia del edificio más representativo de la capital asturiana. Desde su origen hasta el robo de los tesoros de la Cámara Santa la noche del 9 al 10 de agosto de 1977.

Durante la presentación del libro en Madrid, Sobrino (Madrid, 1967) -que imparte clases en el Taller de Cantería de la Escuela de Arquitectura de Madrid- destacó el contraste que existe entre la «agitada vida civil» de las catedrales en otras épocas y la actual, en que se muestran «solemnes, frías, silenciosas y casi vacías». «Antes eran espacios abiertos, foros de reunión de los gremios, se instalaban mercados e incluso se permitía la entrada de animales», apuntó el autor, que considera «un abuso y una traición al propio edificio y a la historia» el cobro de una entrada para acceder a edificios «construidos con el esfuerzo de todos».

Tras repasar los logros arquitectónicos de Ramiro I y Alfonso III -que vivió el punto culminante del reino asturiano-, Sobrino aborda la transformación de la antigua capilla de San Miguel en Cámara Santa, construcción que, en palabras del autor, «reproduce, tanto en su decoración como en su forma, el mismo carácter de joya de los relicarios que guarda». Un original claustro no cuadrado sino rectangular, como el de la catedral de Barcelona, que destaca por su riqueza escultórica, y el impulso del antiguo convento de San Francisco para adoptar «nuevas formas góticas» hacen avanzar el relato de Sobrino hacia «una nueva catedral».

El autor destaca cómo, antes de la construcción del pórtico y la torre, feligreses y peregrinos entraban a la basílica por el arco que ahora comunica la capilla del Rey Casto con la Catedral. O el derribo de la capilla funeraria de Gutierre Gómez de Toledo, del siglo XIV, para construir la girola dos siglos más tarde.

La Cámara Santa descrita por Sobrino guarda entre sus tesores el Santo Sudario. Pieza clave de la segunda novedad literaria en torno a Oviedo, y que llegará a las librerías el próximo 27 de enero. «La sangre del sudario», de Richard David, continúa la historia de su anterior novela, «El sudario», centrada en la historia de un niño engendrado, en secreto, con el ADN conservado en la reliquia, y que en el nuevo volumen ya ha cumplido veinte años. Dos nuevos capítulos en la historia literaria de la ciudad.

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