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¿Vence el Apostolado al Pórtico?

Algunos expertos consideran que el grupo escultórico, románico, de la Cámara Santa de Oviedo es superior a la portada de la Gloria de la catedral compostelana

¿Vence el Apostolado al Pórtico?

Javier NEIRA

Alfa y omega. En el inicio del primer Camino, Oviedo; al final, Santiago. En el origen, la Catedral de San Salvador; al término, la basílica compostelana. En el oriente de la ruta, una reliquia de primerísimo nivel, el Santo Sudario; en el ocaso, otra muy estimable, el cuerpo del Apóstol. En el arranque, un conjunto escultórico excepcional, el apostolado de la Cámara Santa; en la meta, una apoteosis del arte románico, el Pórtico de la Gloria. ¿Cabe hacer comparaciones entre esos dos hitos del arte universal? ¿Sería como entablar un concurso de méritos entre el vino Albariño y la sidra de Nava? ¿Tiene alguna tradición esa hipotética confrontación?

Pues sí. Aunque el arte comparado no cuenta, ahora, con gran estima en las primeras décadas del siglo pasado sí era frecuente de manera que las dos joyas de la escultura románica europea, situadas al inicio y al final del Camino primitivo, no quedaron fuera de las miradas expertas y de las pertinentes comparaciones.

La estimación más cualificada corresponde al historiador del arte Kingsley Porter, norteamericano, que entra a fondo en la cuestión y se moja ¡a favor del conjunto ovetense!

Sus palabras, publicadas en el «American Journal of Archeology», no dejan lugar a dudas. Porter alaba la calidad del apostolado ovetense, de las imágenes de la Cámara Santa y a continuación dice: «comparado con ellas, hasta el mismo Pórtico de la Gloria parece tosco y frío; esto, no aquello, es la suprema obra maestra. ¿Quién fue ese escultor de tan soberanas facultades? Estuve tentado a creer que la Cámara Santa de Oviedo era un anticipado trabajo de Mateo», el escultor del pórtico compostelano, «pero la hipótesis, por seductora que sea, no puede ser sostenida. La diferencia de estilo es demasiado grande pese a todas las analogías. El maestro de Oviedo es un cometa que cruza fugaz por el horizonte, brillando un momento con extraordinario esplendor y desaparece».

El volumen grandioso del pórtico desborda las dimensiones modestas del apostolado, destinado a un recinto que ya en su denominación como cámara apunta a un espacio de restricciones. Más aun, ya que entrada al templo, el pórtico está llamado a deslumbrar, mientras que el apostolado, antesala del sanctasanctórum del relicario ovetense, quiere subrayar recogimientos. Pero aún partiendo de esas asimetrías, Porter ve más y mejor en el conjunto astur que en la apoteosis galaica.

Y no sólo el experto norteamericano es de esa opinión. Maximiliano Arboleya, deán de la catedral de Oviedo, director del diario «El Carbayón» y sobrino luego protegido del obispo Martínez Vigil, en su estudio titulado «Cámara Santa de la Catedral de Oviedo», anterior en pocos años a la voladura que sufrió el relicario en octubre de 1934, habla «del incomparable apostolado que, en grupos de dos en cada columna, sirve de apoyo a los arcos maravillosamente trabajados que sostienen la elegante bóveda». Arboleya, apoyándose en Porter, afirma que «estas asombrosas esculturas están muy por encima de las tan justamente celebradas del Pórtico de la Gloria».

Años después, la polémica sigue viva. El escritor asturiano Ángel Gutiérrez, muy vinculado a Galicia -autor, entre otros, del estudio «El castillo de Sobroso», editado por «Faro de Vigo»- se hace eco de la controversia y dice de las figuras del apostolado: «se afirma que superan en realización a las del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela. Es ahora una revista llegada a nuestras manos, seguida de una emisión de una radio del sur de América, quienes insisten sobre este tema ratificando el folleto de Arboleya Martínez y los trabajos del norteamericano Kingsley Porter». De todos modos, Gutiérrez concluye que «como asturiano sería para mí un gran orgullo que mi tierra encerrara una obra superior a la del maestro Mateo pero, como nobleza obliga, acatemos como bueno lo que nuestra propia observación nos proporciona», vamos, que el pórtico gallego es superior a apostolado asturiano.

En fin, ya en fechas recientes el profesor asturiano Ángel de la Fuente afirma que «respecto a la autoría de la obra no tenemos más que una denominación generalista, el Maestro de la Cámara Santa; no obstante para algunos como Porter se considera a este artista como un genio dentro de las manifestaciones artísticas de Occidente, pero para otros es un simple imitador del maestro Esteban, diferenciándose de éste en que las figuras sagradas son más rígidas». Sin «caer en una defensa exacerbada no es exagerado considerarlo como un gran artista». ¿Se avivará la polémica en este nuevo año santo Xacobeo?

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