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La celulosa nunca muere

Hoy se cumplen 135 años del primer número de "El Carbayón", el mejor periódico asturiano durante medio siglo, aparecido sólo tres días después de la tala del emblemático roble

Dos cabeceras de "El Carbayón", correspondientes a su segunda época.

La celulosa nunca muere: se transforma. A los tres días de haber sido talado salvajemente el "Carbayón", el roble totémico que dio nombre y carácter a los ovetenses, salió a la calle, el 5 de octubre de 1879 -tal día como hoy, hace 135 años- "El Carbayón", una publicación que pronto sería diaria y se convirtió en el mejor periódico de Asturias hasta el 18 de julio de 1936 en que estalló la Guerra Civil y desapareció el rotativo como tantas y tantas cosas más.

La relación entre el árbol seis veces centenario -plantado en el inicio de la calle Uría- y el periódico era más que obvia por el nombre común y por la sucesión de acontecimientos. Por si cabían dudas, en el primer número se indicaba: "Aquí estuvo el Carbayón / seiscientos años con vida / y cayó sin compasión / bajo el hacha fratricida / de nuestra corporación. / Este pasquín respetad, / si sois buenos ovetenses, / y en su memoria llorad / todos los aquí presentes / por el que honró a la ciudad".

El árbol fue víctima de las fantasías progresistas, los concejales de ese signo fueron quienes impulsaron la tala, así que el periódico salió en contra del arboricidio y, claro, con un fuerte sentido conservador.

Ya se sabe que el conservadurismo bien entendido es apolítico y así se declaró la nueva publicación que arranca con una periodicidad de dos números a la semana, jueves y domingos. El 1 de enero de 1881 pasa a ser trisemanal -martes, jueves y sábados- y justo un año después, diario, salvo los domingos. En 1912 se convierte en diario plenamente. En 1920 se deja de publicar los lunes y a partir de 1932 es un periódico vespertino.

Lo funda y dirige el abogado ovetense Rogelio Jove y Bravo que después sería catedrático de Derecho Político y presidente de la Diputación provincial. Lo acompañan en la aventura los tipógrafos José y Agustín Laruelo y Celestino Flórez.

Arranca subtitulado como "Periódico de intereses morales y materiales". Sucesivamente adoptó otros lemas: "Periódico asturiano", "Diario asturiano de la mañana" y "Decano de la prensa de Oviedo". Se comenzó a tirar en la imprenta de Acebal y De la Vallina y después en la de Laruelo. En 1898 la imprenta y el diario fueron adquiridos por Marcelino Trapiello y Francisco Fueyo. De la plaza de la Catedral se trasladaron a Marqués de Gastañaga con una máquina "Maroni" y otra a pedal. Así se convirtió en líder regional. Allí escribieron Fermín Canella, Justo Álvarez Amandi, Leopoldo Alas, Bernardo Acevedo, Ramón Prieto, Julio Vallaure, Rafael Sarandeses, José Dóriga, Manuel Acebal, Juan Bances, Melquíades Álvarez y, claro, el deán Maximiliano Arboleya, su verdadera alma durante años.

El apoliticismo de Rogelio Jove no le impedía reconocer que el diario nacía contra "una de las tandas de radicales abortadas por la revolución de septiembre que se había apoderado del ayuntamiento". A pesar de ser tan confesional o precisamente por eso tenía hasta censor eclesiástico: José Rodríguez Santamarina, canónigo lectoral, catedrático de teología y prefecto de estudios del Seminario Metropolitano de Oviedo.

La segunda época de "El Carbayón" empieza en 1901 dirigido por Arboleya así que marcadamente católico y seguidor de Antonio Maura. Arboleya es una de las figuras clave del catolicismo social en España, por eso, como cuenta él mismo, lo pusieron "de socialista y demagogo hasta la coronilla". Dirige el diario hasta 1918 -a lo largo de la Primera Guerra Mundial es germanófilo- y después durante la II República, ya siendo deán de la Catedral de Oviedo. Acata la República y apoya a Melquíades Álvarez y a Alejandro Lerroux. El principal accionista en 1931, era Martín González del Valle, marqués de la Vega de Anzo aunque, detrás, sosteniendo las deudas del diario, estaba su primo Ignacio Herrero, presidente del Banco Herrero.

En el verano de 1934 el periódico pasa a manos de José María Fernández Ladreda -general, catedrático, alcalde de Oviedo en la década anterior- que lo pone al servicio de la causa de Acción Popular y por lo tanto de la CEDA, la gran confederación conservadora de ese momento. Herrero sigue, desde la sombra, apoyando el periódico.

"El Carbayón" sale a la calle -como se ha dicho, a los tres días de la tala del Carbayón, el 5 de octubre de 1879- con cuatro páginas por número. En 1913 llega a las seis páginas y en 1923 a las ocho páginas, con Gonzalo de Merás y Navia-Osorio en la dirección, la redacción ya en el número 27 de la calle Uría, una tirada de 12.000 ejemplares y un precio de 10 céntimos. Tenía ocho redactores, cinco administrativos y 25 tipógrafos y empleados en la imprenta. Años después, cuando en 1931 Arboleya regresa como consejero delegado a la editora, cobra 500 pesetas mensuales, escribe diariamente el artículo de fondo y dos o tres colaboraciones semanales.

"El Carbayón" fue un periódico ecologista -nació como respuesta inmediata a la tala del roble emblemático- conservador y/o centrista, católico siempre, burgués por constitución, social-obrerista por vocación y anti revolucionario por definición: aunque empezó apolítico acabó hiper político. Siempre sobresalió por su calidad.

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