-"¿Cuánto te debo?"

-Nada, nada, esto es un proyecto artístico.

Guido Palicio quería pagar algo, aunque fuese la voluntad, a Federico Granell, el ovetense había plasmado en un dibujo sus pensamientos dentro de una de las actividades de la Noche Blanca, "Sanar Oviedo".

El patio del edificio histórico de la Universidad, en la calle San Francisco, se convirtió durante toda la noche de ayer en una suerte de sanatorio artístico en el que los pacientes contaban sus problemas a los artistas que los plasmaban en una ilustración.

El ambiente era como de tarot, de lectura de cartas o de manos. Ocho mesas repartidas por el atrio porticado. A un lado el artista, una veintena que se fueron turnando entre las ocho de la noche y las tres de la madrugada.

Granell estaba casi tan nervioso como su "cliente". El artista explicaba que se había metido en el proyecto con ilusión pero "un poco a lo loco", ya que en Oviedo nunca se había hecho nada parecido. "Luego la realidad es más compleja", explicaba mientras dibujaba una de sus características sombras.

La noche era propicia a la intimidad en la Universidad. Cada mesa adornada con velas, con fetiches, discretos, de cada uno de los artistas, y el coordinador del proyecto, Rafael Doctor, pidiendo al público que mantuviesen cierta distancia con las mesas en las que uno se confesaba y otro le ponía forma en un papel.

A los pocos minutos de que los artistas tomasen posiciones ya había colas delante de algunas mesas. La oportunidad de llevarse un dibujo que plasmase tus sentimientos era muy atractiva para los amantes del arte. Para los artistas, la mayor parte asturianos, se trataba de una experiencia única, salir de la intimidad del estudio y además dibujar lo que les estaba contando otra persona, todo un reto.