El conductor de un autobús urbano resultó ayer herido leve tras chocar contra un bar de la calle Fuertes Acevedo al perder el control del vehículo -en el que no iban pasajeros- por causas que la Policía Local está investigando. El accidente ocurrió hacia las siete y media de la mañana, cuando el chófer de un bus de TUA (Transportes Unidos de Asturias) que estaba fuera de servicio se salió de la vía a la altura de Fuertes Acevedo con Julián Clavería y se llevó por delante un árbol y una farola hasta estrellarse contra un bar que, en ese momento, estaba cerrado.

Los vecinos de las calles del entorno -por las que a esa hora no caminaba nadie- llamaron a la Policía Local alertados por el estruendo del impacto. Los agentes llevaron al conductor al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) para que se sometiera a una completa revisión médica, pese a que no presentaba lesiones graves salvo un esguince de tobillo.

Los Bomberos de Oviedo retiraron con ayuda de dos grúas el árbol y la farola derribados, y la policía cortó durante tres horas el tráfico del carril ascendente de Fuertes Acevedo, en dirección a la plaza de Occidente para facilitar el trabajo.

No es la primera vez que sucede algo así en la ciudad. Un accidente similar ocurrió hace cinco meses, cuando el conductor de un autobús de la empresa Llaneza, que cubría la línea entre Riosa y Oviedo con siete pasajeros dentro, circuló sin control por el Oeste de la ciudad al sufrir una bajada de tensión y quedarse inconsciente. Un viajero logró detenerlo en el entronque de Hermanos Menéndez Pidal con la avenida de Galicia al impactar, aposta, contra una valla de protección en la acera, sobre un paso de peatones. De camino se llevó por delante una farola, una jardinera, un semáforo y el escaparate de un estanco, pero nadie resultó herido.

El chófer se desvaneció al inicio de Hermanos Menéndez Pidal después de dejar atrás Padre Vinjoy. Los pasajeros le vieron recostado sobre el lado izquierdo y les pareció que estaba dormido. Entonces, Jonatan Montes (un vecino de Morcín que iba en el vehículo) agarró el volante, condujo como pudo durante 80 o 100 metros y detuvo el autobús. Su primera reacción fue pisar el freno, aunque le fue imposible hacerlo porque la estructura metálica que separa al conductor de los pasajeros -y que sirve de mostrador para el pago de los billetes y la cancelación de los abonos- estaba cerrada y no dejaba espacio libre para otra persona.

El conductor del autobús de Llaneza, un hombre de 51 años con una hoja de servicios impoluta, también fue sometido a observación en el HUCA.