Magia en el aire

El vuelo de los bandos de estorninos fascina, por su belleza y por su "creatividad" (la masa de aves adopta todo tipo de formas, que cambian en instantes), y desafía a la ciencia, que no logra explicar cómo lo hacen, cómo son capaces de moverse al unísono de forma tan rápida y tan perfecta, y, sobre todo, por qué describen esas maravillosas geometrías aéreas. Este espectáculo inicia ahora su "temporada", ya que sus protagonistas son los bandos invernales de estorninos pintos, con más aves de fuera, migrantes de origen europeo, que residentes, de la población reproductora.

Los ornitólogos han intentado reproducir los movimientos de estas aves mediante modelos matemáticos. Una reconstrucción en 3D del vuelo de una bandada, efectuada en 2008, permitió establecer algunas claves de sus coreografías: las aves se acercan más a las de sus lados que a las que vuelan por delante o por detrás, vuelan más agrupadas en el centro del bando que en sus bordes, y cada una de ellas se fija sólo en unas pocas a su alrededor. Esto explica la sincronía.

Pero, ¿qué hay de las formas? No hay respuesta. Y quizá no sea necesaria. Los bandos, como principio general, da igual que sean los más "prosaicos" o estas escuadrillas "artísticas" de estorninos, tienen su razón de ser en tres aspectos esenciales: defensa de los depredadores en vuelo (a los que la masa de aves, sobre todo si se mueve veloz y caóticamente, desconcierta y dificulta seleccionar y cobrar una presa concreta, además de conllevar un riesgo de colisión que podría herirles, lo que equivaldría a una sentencia de muerte), mayor eficiencia en la búsqueda de alimento y protección frente al frío, los dos últimos aspectos particularmente relevantes en invierno. ¿Son más protectores los bandos de estorninos? Probablemente. Y más bellos.