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Oviedo lidera la arquitectura pasiva

Amaya Salinas, con estudio en la ciudad, finalista en el certamen internacional de diseño de casas de consumo energético cero

Amaya Salinas de León muestra la casa con la que quedó finalista en el certamen internacional.

Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Amaya Salinas de León es una joven arquitecta ovetense a la que la crisis y la maternidad obligaron a reinventarse. Después de trabajar por cuenta ajena durante más de diez años, de haber pasado de estudio en estudio y de compaginar esa actividad con algunos proyectos personales, se estableció por su cuenta. A día de hoy y en vista de los reconocimientos que le van llegando no le ha ido mal. Salinas acaba de quedar entre los quince finalistas del III Concurso Iberoamericano Passivhaus, con su proyecto para una casa pasiva o prácticamente sin consumo energético construida en una parcela rural en Muros de Nalón.

El ganador del certamen internacional ha sido un estudio sevillano con varios premios ya en su haber, Castaño & Asociados. Amaya Salinas, la única asturiana que se presentaba, ha competido con en esta convocatoria con profesionales españoles y de Iberoamérica. Todos los proyectos que llegaron a la final fueron españoles. La singularidad del certamen es que los proyectos han de ajustarse a los parámetros de un estándar alemán, el "passivhaus", que garantiza un consumo energético casi nulo. El concepto empieza a popularizarse en España, aunque en Alemania y en los países del norte de Europa es de sobra conocido. El de Muros de Nalón es el primer proyecto de estas características que Amaya Salinas ve puesto en pie, aunque tiene entre manos varias ideas similares. "El interés y el conocimiento de los clientes de estas técnicas constructivas cada vez es mayor", afirma.

La arquitecta ovetense asistirá a la VII Conferencia Española Passivhaus, que se celebrará en Barcelona los días 26 y 27 de noviembre y en la que se presentarán los proyectos que quedaron finalistas en el certamen, entre ellos el suyo. Además, será inaugurada una exposición que después de una estancia en Barcelona rodará por toda España.

Salinas se formó en este modelo constructivo en el Colegio de Arquitectos de Asturias. El quid de la construcción pasiva reside, según explica, en detalles como el grueso del aislamiento o el perfecto cierre de puertas y ventanas. Debe ser "una vivienda estanca y sin filtraciones" y por esa razón necesita, según comenta, "un circuito de renovación del aire y un recuperador de calor". Las edificaciones se montan con piezas de madera, que para el chalé de Muros fueron fabricadas en Alemania y que luego se levantan sobre una estructura de hormigón. El coste de construcción es algo más elevado que el de una vivienda convencional, pero, según Amaya Salinas, ese extra se recupera en poco tiempo, gracias a la energía ahorrada.

Recientemente, para explicar sobre el terreno qué es una casa pasiva, Amaya Salinas organizó una jornada de puertas abiertas en el chalé de Muros. Está formado por dos módulos: por un lado está la vivienda propiamente dicha y por otro una especie de pabellón de invitados para el resto de los parientes que suelen acompañarles, como los abuelos.

Los estándares constructivos de las casas pasivas también se aplican a rehabilitaciones. "El ejemplo más claro de cómo funciona esto es el del termo y la cafetera eléctrica. El termo aísla del frío y del calor, y la cafetera eléctrica mantiene el calor pero enchufada", simplifica Salinas. Según dice, en Asturias solo hay un par de casas más con la certificación que acredita esa autonomía energética, a pesar de que "con un clima suave estas construcciones funcionan muy bien".

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