Lo normal es que se tiren los trastos a la cabeza cada vez que pueden, que es lo que suele pasar al final de cada Pleno: Rosón se acerca a Caunedo, le recuerda lo de la (presunta) corrupción y a gritar. Su enfrentamiento es tan cansino que, con mucha frecuencia, las ruedas de prensa se acaban repitiendo como el ajo: en las de unos no faltará lo de la herencia del PP y en las de los otros lo de "destripartito radical" y demás. Lo mismo da que se hable del Asturcón o de la cabalgata de Reyes, eso no cambia. Que Somos y PP no se pueden ni ver es real, aunque como en todo en la política hay algo de farol y bastante de postureo mediático. Fuera del foco todo mengua, aunque sólo sea por el parentesco familiar de algún concejal de un lado con alguna concejala del otro.
El caso es que nadie iba pensar que en plena campaña electoral un café informal en La Corredoria diera para tanto. Sucedió el sábado por la mañana en el mercado de abastos. Del lado podemista, el edil de Economía, Rubén Rosón. Del otro, las ediles populares Covadonga Díaz y Cristina Fernández.
Dicen los testigos que un "no os enfadéis" de Rosón derivó en conversaciones varias sobre asuntos como la basura, la recogida de alimentos y, aquí va la chicha, sobre el presupuesto. El café duró "45 minutos" y al final Rosón vino a decir que estuvieran atentos, que no descartaba citarles el viernes para "hablar" de las cuentas. Las ediles populares informaron inmediatamente a su jefe y, en distintos círculos del partido, la cosa se interpretó como que igual quieren pactar algo de los números.
Puede ser que Rosón tema que IU se vuelva a levantar de la negociación presupuestaria y vaya en serio. Puede ser que lo haya dicho por cumplir. Veremos.
